La Verdad del Amor. [Harco]

Prólogo.

Resumen: En un lejano 31 de julio, el mago más tenebroso conocido por el mundo mágico tuvo entre sus brazos por primera vez a la cosa que calificaría como su más grande amor, su hijo... pero como muy pocos saben que esa felicidad no duro más que unos cuantos segundos.

Casi 14 años después la verdad de tantos corazones rotos y de tanto sufrimiento empezaría a surgir de un terrible evento.

"Tu nunca vas a conocer lo que es el amor, ni siquiera la amistad. Me das tanta lastima."

[Principal Harco y otras]

Octubre 31 de 1981, Valle de Godric.

Una figura totalmente cubierta en una capucha negra como la noche se adentraba con paso decidido a la residencia de los Potter. Sin tiempo que perder se deshizo, uno por uno, de cada encantamiento con la mayor de las facilidades y por fin entró.

Ahí, a escasos metros, yacía en un sillón un hombre adormilado con el semblante demacrado.

Un hombre, ese hombre.. que para su desgracia conocía perfectamente.

Con furia lo despertó a punta de varita y desarmándolo al momento.

 –¡Ahora qu... ¿Tom?.– murmuró el nombre sorprendido con un nudo en la garganta.

–No te atrevas a llamarme así Potter. – siseó con desprecio enorme.

–...¿Qué haces aquí?– preguntó con miedo. Solo se escucho una risa pedante.

–¡Já! ¿De verdad tienes el descaro de preguntarlo después de que me abandonaste?  NOS abandonaste.– sus ojos se crisparon de rabia.– Todo por irte con esa asquerosa sangre sucia y tener a ese maldito bastardo como hijo.– de nuevo lo apunto con un odio amenazante mirando hacia los escalones.

–¡NO LE DIGAS ASÍ!– Gritó James horrorizado.– Se muy bien a lo que viniste pero por favor, te lo suplico To.. Riddle. No le hagas daño, el no tiene la culpa de nada.- suplicó ya desesperado, tenia que evitar a toda costa lo que estaría apunto de  suceder.

–... veo que lo quieres.– murmuró apenas audible.– Así debiste querer a nuestro hijo, pero ni siquiera te importo un poco– dijo Voldemort con un pesar en su voz que trato de cubrir lo más que pudo con su semblante oscuro. 

–El si me importó, ¡ustedes dos me importaron! Y Mucho...–lo trato de encarar con tanto trabajo en su voz, queriendo gritar la verdad ahora mismo al borde de lagrimas pero, desafortunadamente, si lo hacia el resultado seria más horrendo de lo que ya era.

–No mientas mi amor  no necesitas fingir lo que es más que obvio.– respondió en tono melancólico para dejar caer la capucha que revelaba un rostro en donde corroía una horrible maldición.– sabes bien que la realidad es otra y simplemente, no te culpo.– finalizó bajo con la mirada perdida diciendo "pues quien seria capaz de amar a un monstruo así".

El menor intento acercarse inconscientemente para hacerle saber de alguna maldita manera que las cosas no eran como el creía pero fue apartado con rudeza.

 Ambos lloraban por dentro. Ambos trataban de inevitar lo inevitable.

–Quítate.– exclamo el mayor seco.