Capítulo 1.

3.3K 184 13
                                    





❝...¿Dónde está mi hijo? ¿por qué no lo me traen? quiero verlo... ¿Cómo? no es cierto, tiene que ser un error... El no puede estar muerto, 

¡NO! 

No puede estarlo, el...

No. Mi hijo no.

¡¡Mi hijo NO!!   ❞.



Despertó gritando

Otra vez abruptamente y sudando.

Ese sueño, ese maldito sueño de nuevo lo asechaba desde hace semanas, al principio tan solo eran simples palabras que por si solas no tenían mucho sentido pero helaban la piel y luego empezaron a tomar forma...  una que retumbaba dentro de su mente.

–¡¿Harry estas bien?!– esa fue la voz de Sirius la cual resalto de entre todos los murmullos al casi tirar la puerta.

–¡Padfoot! tranquilo estoy bien, estoy bien. Solo fue un mal sueño ya sabes...– era la misma excusa que decía desde que llego a Grimmauld Place para los asuntos de la Orden Del Fénix  y su juicio con El Wizengamot hacia una semana o más.

–¿Estas seguro de eso?– cuestiono con más calma mirándolo atento.

–Si.– solo se limito a contestar eso.

–Bueno... ¿Quieres que les deje unas luces de hada*?.– El animago entendió que su ahijado no le iba a decir nada, aún.

–Claro, pero solo una porque que otros tienen que dormir. Gracias– contestó tratando de desviar el tema mirando a su compañero que dejo el quinto sueño. 


Sirius asintió, hizo lo suyo y se retiro a su habitación con el pendiente.


–Hey ¿Qué paso?– Dijo Ron aún somnoliento después del alboroto que se escuchó.

–Nada solo que estaba un poco agitado–mintió.

–¿otra vez las pesadillas?–

–si... algo así. Pero no es nada, hay que dormir mejor.– acotó y se metió en las sabanas de nuevo.

–ok... descansa hermano– ron asintió no muy convencido pero mejor hizo caso.


mientras que el moreno intentaba hacer lo mismo pero pensando en unos bonitos ojos grises para descansar sin más pesadillas.




Más lejos en otro lado, las mismas imagenes de pesadilla atormentaban a otra persona. Solo que esté si las podía ver con muchísima más claridad de la que quisiera.

Recordaba con exactitud que hacia unos cuantos días fue 31 de julio... el día en que nació su bebé. 

Su niño hubiera cumplido quince años, en mucho del tiempo en el que perdió su cuerpo se imaginaba como hubiese sido el oír sus primeras palabras, el cantarle alguna que otra melodía para dormir, el criarlo junto a... simplemente verlo crecer.

Pero eso jamás pasó, ni pasara. Solo quedaban las ilusiones y esperanzas rotas.


–Mi señor.–

La Verdad del Amor. [Harco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora