Destruido - ||Yoonmin||

Prólogo

Ni la inocencia más pura logra atrapar la libertad que tu cuerpo necesita.

Ni la sonrisa más honesta impide que el destino se forme de una manera despiadada.

No. Simplemente no puedes volar y ser libre cuando ni tus propios pensamientos lo son, ni tu sonrisa lo es, ni tu cuerpo lo es...

Donde estas destinado a soltar lo único que te fortalece, la esperanza.

Esperanza de un día liberarte y poder vagar por las calles como lo hacen las palomas en pleno parque.

Esperanza de palpar lo que tus sentidos anhelan, de disfrutar de respirar un aire sin presión de que alguien te obligue a hacerlo porque necesitas sobrevivir, de simplemente pensar, soñar, volar, desear, amar...

Esto es solo el comienzo al verdadero infierno, lugar donde los sueños son desechados como cualquier basura, donde no se implementa los conceptos de virtud sino que forjan a que se desganen las necesidades de brillar con luz propia, donde eres obligado a ser lo que no eres, a ser destruido por tu propia mano.

Así empieza la vida de Park Jimin, un chico intelectual, de aura pulcra, encarnación de un ángel en plena pureza, ojos avellana claros y perfectos ante un noble, de hermosas y delicadas curvas delineando su cuerpo, piel morena tan suave y virgen como un pequeño bebe al momento de haber nacido.

La perfección del hombre dentro de un cuerpo lleno de inocencia, de mente frágil y corazón bondadoso.

Aunque sea un arte completo, nada de ello lo salva de su pertubador destino donde no solo su libertad, vida, pureza e inocencia son arrebatadas, sino que la maldición de amar al individuo equivocado es lo que destroza su pequeño cuerpo, su pequeño corazón.

El amar no es su concepto para poder vivir, es su camino a la destrucción.

Añorar a quien lo daña será su castigo, un castigo injusto para él.

Pero su más mortal castigo será destruirse con su propia mano.

Destruirse por amar y no ser amado...

Valena Jen