Capítulo 16

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Habían pasado ya cinco días desde su llegada a la casa de sus suegros. Cinco días desde la primera vez que compartió la habitación con su esposo. Algunas cosas habían cambiado y otras se mantenían intactas.

Comenzó a aprender a cocinar, por pedido de su suegra Suni, los platos favoritos de Yoongi, ya que según ella ese era el deber de un buen esposo. Saber satisfacer y complacer a su marido. Todo aquello se llevaba a cabo en la cocina de la mansión siendo instruido por Sodam pero bajo las atentas miradas de Suni quien en cada clase no se apartaba del lugar vigilando cada acción realizada por su sirvienta Sodam.

Kim So Dam.

La persona que más odiaba en su vida.

Quien le quito su felicidad...

Seguía siendo tímido, incapaz de establecer una conversación normal con sus suegros, las palabras no existían cuando debía dirigirles el habla a ellos.

La relación con Sodam se mantenía a raya, apartada y un tanto alejada. No podía permitirse que por su culpa, como hace un tiempo atrás donde fue maltratada verbalmente por parte de su suegro en un hecho que él provoco, sea humillada o maltratada, no, eso él no lo podía permitir. Por ello cuando el tiempo y el lugar estaban a su favor corría a la cocina, no sin antes asegurarse de que nadie lo haya visto, para abrazar a Sodam y decirle palabras tan bonitas como su rostro siendo correspondido de la misma manera, con abrazos, palabras de aliento, amor indirectamente fraternal y ricos pastelitos que le endulzaban el alma. Regalando sonrisas tan puras como agua en un manantial haciendo sentir a Sodam más que feliz, dejando que una sonrisa de sus labios salga naturalmente.

Sin duda disfrutaban a lo máximo esos pequeños momentos...

Sodam era su verdadera amiga...

Otra cosa que cambio fue la relación con su cuñado Hoseok. Siendo aún tímido cuando este le hablaba pero soltándose un poco cuando sintió que el aura que emanaba ese chico de sonrisa radiante era tan alegre y relajante. Compartían pequeñas conversaciones donde lograron conocer un poco sobre el contrario, sorprendiéndose de las habilidades o temores que poseía cada uno para al final regalarse un sonrisa y cada quien volver a su monótona vida.

Pero el aspecto que no cambio fue su esposo.

Cada noche era lo mismo, Yoongi no compartía la cama con él siguiendo en su firme decisión de dormir en el sofá. Cada noche antes de que su esposo llegase, Jimin ya se encontraba bañado, vestido con una enorme pijama y acostado en su fría y solitaria cama, a la espera, con un deje de decepción, de su esposo y cuando este llegaba no hacía más que con la misma ropa puesta en su cuerpo tirarse al sofá para caer rendido a los brazos de Morfeo sin siquiera importarle la presencia de un ángel en su dolor ante tal rechazo. Cada madrugada Jimin se levantaba para salir de la habitación rumbo al gran jardín, dejando que la helada brisa madrugareña enfríe su cuerpo, pero que disfrutaba en todo su esplendor, porque allí solo existía él, solamente él, sus sentimientos, corazón y cuerpo.

Solamente era él.

Él y su anhelo de ser libre. Él y la añorada libertad...

Él y sus pensamientos cual dueño era su esposo. Él y el pequeño sentimiento hacia su esposo. Él y Yoongi en su interior...

Él y sus lágrimas. Él y su dolor. Él y su sufrimiento. Él y su infelicidad...

Él y su condena...

Cada madrugada lloraba y luego de hacerlo volvía a su habitación donde las frías y vacías sábanas eran lo que le brindaban inútilmente sosiego. Donde su esposo dormía tranquilo sin conocer lo que sus acciones le causaban al frágil y delicado corazón del aura angelical.

Destruido - ||Yoonmin|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora