CAPÍTULO 10: EL APOYO

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N/A: Gracias por leer y comentar... Adelanto un día la actualización esta semana...

CAPÍTULO 10: EL APOYO

–¿Por qué estamos aquí? –Sue preguntó mientras entraba al McKinley arrastrada por Kitty.

–Hay algo raro en Blaine... –La joven respondió.

–Yo pensaba que era el único que tenía cerebro en New Directions, pero eso de escaparse de casa... –La entrenadora negó con la cabeza.

–No se ha escapado de casa. Ha roto con Sam y nadie lo ha visto desde ese momento. –La adolescente giró en la sala del coro para confirmar sus sospechas.

Anderson estaba ahí, tumbado en el suelo. Parecía dormido, pero al acercarse se dio cuenta de que no lo estaba. Además, se podía percibir que había estado llorando.

–¿Qué te ha pasado? –Kitty se acercó a él y se agachó a su lado.

–Na-da. –Blaine respondió, aunque hipó entre las sílabas. Se notaba que estaba asustado, que había llorado, e incluso tembló cuando su amiga le acarició el hombro.

–No voy a dejar que me mientas tan descaradamente, Anderson. Ahora me vas a contar por qué estás tumbado en la sala del coro a las once de la noche. –Sue ordenó seria.

–¿Las once? –El joven miró a su amiga como si buscara que ella contradijera a la entrenadora.

–Blaine... ¿Qué ocurre? –La adolescente lo ayudó a levantarse.

–Nada... –Anderson intentó reponerse, no quería contarles lo que sucedía.

–¿Acaso estás sordo? Cuenta todo y cuenta la verdad. –Sylvester empezaba a molestarse porque no le gustaba que le mintieran.

–Es Henry...

–¿Quién es Henry? –La entrenadora cuestionó.

–Es el primo de Sam, acaba de mudarse con los Evans... –Kitty aclaró y obligó a su amigo a sentarse en una de las sillas y ella hizo lo mismo. –¿Qué tiene que ver Henry con todo esto?

–Hace unos años... Antes de ir a Dalton, iba a otro instituto en Westerville. Al principio todo iba bien, pero al salir del armario allí las cosas cambiaron. Mis amigos me dieron la espalda y comenzaron los insultos, amenazas y desprecios. Había otro chico gay y, cuando nos enteramos de que iba a celebrarse un baile, decidimos ir juntos. Al principio, nos divertimos mucho. Había alguna mirada maliciosa y algún comentario a nuestras espaldas, pero la mayoría nos dejaron solos. Estábamos tan felices e ilusionados... –El joven se limpió las lágrimas que caían por sus mejillas.

–¿Qué tiene que ver...? –Wilde comenzó a preguntar, pero Sue la mandó callar.

–Faltaba poco para que acabara cuando decidimos marcharnos, queríamos evitar encontrarnos con los chicos más violentos del instituto. Avisamos a los padres de mi acompañante y salimos al aparcamiento para esperar. Apenas llevábamos dos minutos cuando escuchamos risas. Nos volvimos y nos encontramos a Henry y sus amigos. Iban a nuestro instituto, eran de último curso y unos de los que más se metían con nosotros... Empezaron a insultarnos, como siempre... Pero sentían que estaban en un lugar donde podían quedar inmunes. Nos empujaron y a partir de ahí todo cambió. Yo caí al suelo y me golpearon sin parar... Lo mismo hicieron con mi acompañante... En algún momento perdí la conciencia y para cuando desperté, llevaba tres días en el hospital. –Anderson se secó las lágrimas. No podía parar de llorar, no quería seguir sintiéndose así. Ya no era ese débil chico que dejó que lo lastimaran, pero sentía que estaba cometiendo errores peores por miedo.

–¿Sam lo sabe? –Kitty preguntó preocupada. Quería hacerle daño a Henry, pero a la vez no quería dejar a Blaine en ese momento. Iba a intentar ser lo que su amigo necesitaba... Aunque Henry se arrepentiría, se había metido con el gay equivocado.

–No... No pude decírselo... Estaba tan ilusionado... –El joven explicó.

–Ese chico no volverá a pisar este instituto, de eso me encargo yo. –Sue prometió.

–Gracias, entrenadora. –El chico mostró una tímida sonrisa que no llegaba a sus ojos.

–¿Por qué has dejado a Sam? Henry es su primo, pero eso no es motivo suficiente... –La adolescente cuestionó.

–Me ha amenazado... No solo con hacerme daño a mí, también con hacerle daño a Sam... No podía arriesgarme, sé de lo que es capaz... –Anderson volvió a llorar. A su mente llegaron imágenes de su acompañante en el baile mientras era golpeado, pero en vez de un chico de apenas 13 años, estaba Evans.

–No vamos a dejar que te haga nada... –Kitty prometió mientras lo abrazaba. No podía creer que no se hubiera dado cuenta de las señales antes de que pasara nada.

Les había costado mucho, pero habían convencido a Blaine de que debían salir del McKinley. Sue iba a dejar que la joven se encargara de su amigo, por lo que decidió ir a casa. Desde luego, esa noche sería larga para ella, porque no iba a quedarse de brazos cruzados cuando alguien amenazaba al capitán de sus Cheerios.

Por su parte, Kitty había comunicado a todo el mundo que había encontrado a su amigo. Había sido un rápido mensaje, pero hasta que no tuviera un plan sobre cómo actuar, no iba a dar más datos.

Avisó a la señora Anderson de que ella acompañaría a Blaine y que no quería que le hicieran preguntas. Con ella sí habló un poco más, pero no le contó lo que había pasado. Una parte de ella quería gritarle al mundo lo que sabía, pero su amigo no quería que nadie se enterase.

La joven condujo hasta la casa del otro, esperando que todo saliera bien. Nunca había estado en esa casa y no sabía qué podía esperar. Ayudó a su amigo a salir del coche y casi lo tuvo que llevar hasta la puerta. Llamó al timbre porque ella no sabía dónde tenía el otro las llaves y no quería buscarlas.

Pam abrió la puerta sabiendo que probablemente sería su hijo. Su rostro mostraba la preocupación que había tenido en los últimos momentos. Vio a Blaine acompañado de una rubia que recordaba de cuando había ido a ver a New Directions en los Regionales... Kitty, la chica que había encontrado a su pequeño.

No pudo evitar que su corazón se encogiera al ver el rostro de Blaine. Se notaba que estaba pasándolo mal y que estaba sufriendo. ¿Qué le pasaba? ¿Qué podía hacer ella para ayudarlo? ¿Qué necesitaba? ¿Cómo lo iba a conseguir?

–No lo agobies. –Wilde dijo antes de que la mayor pudiera reaccionar, consciente de lo que cualquier madre querría hacer en ese caso.

–¿Qué pasa? ¿Dónde estaba? –La señora Anderson le preguntó a la chica porque se dio cuenta de que su hijo estaba mal.

–Ahora eso no importa. Voy a quedarme con él esta noche... Si en algún momento está preparado para contaros que pasa, lo hará. No lo presionéis, es lo último que necesita ahora.

Pam quería protestar, quería impedirles que se salieran con la suya. Quería sentar a su hijo y obligarlo a hablar. Tenía muchas preguntas y quería respuestas... Además, debía tener un castigo por haberlos preocupado tanto... También necesitaba saber por qué Blaine había roto con Sam con lo enamorado que estaba...

Sin embargo, la mirada desafiante de Kitty hizo que se abstuviera de exponer sus preguntas. Sospechaba que ella sabía qué había pasado y, en parte, se alegraba de que su hijo no estuviera solo en eso y no quería mandarla a su casa porque tal vez eso sería peor.

–Está bien... Pero no va a evitar el tema eternamente. –La madre informó y los dejó subir a la habitación. Sintió la mano de su esposo en su espalda y se volvió.

–¿Acabas de dejar que nuestro hijo se libre de las explicaciones y del castigo? –James preguntó.

–Le pasa algo... Yo solo quiero que esté bien... –Ella informó.

–¿Acabamos de permitir que nuestro hijo duerma con una chica en su habitación? –El padre cuestionó extrañado.

–No creo que Cooper esté muy contento cuando se entere...

Perseguido (Blam - boyxboy)Where stories live. Discover now