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Simplemente parecía que todo había perdido el sentido... No encontraba algún motivo por el cual pertenecer a esa casa, sus grandes paredes eran tan altas que metafóricamente le estaban excluyendo del exterior, no. No quería eso, no era una pertenencia sagrada, ni un misterioso libro de maldiciones que debía ser cuidado para no caer en malas manos, era simplemente una persona más en el mundo.

Quería salir, quería amigos quería caer y saber que se sentía raspillarse las rodillas a los dieciséis, las citas con la dermatóloga que su madre le hacía tomar... no tenía sentido, ¿Para qué quiere tener una piel sin imperfecciones si nadie le ve? ¿Qué sentido tenia tener una si nadie lo notaria?

¿Algún camino distinto? De la casa a la escuela y de la escuela a la casa, repetitivo como siempre, lo peor es que al llegar tampoco había cambios. Estar gran parte del día respondiendo con palabras amables a los fans de su madre, porque ella no era capaz de hacer eso, ella simplemente se encargaba de la parte que recibía dinero...

Su madre era hace bastante tiempo un caso perdido para ella, una persona con gran voz, una hermosa voz y simplemente la usa para ganar dinero mientras manipula las empresas de música de su padre, tal vez por eso es que hacen la pareja perfecta.

Ella por otro lado era prácticamente una secretaria, portadora de una voz horrible todo lo contrario a la mujer mayor, aparte de hacer su tarea y sus obligaciones menores, debía hacerse cargo de sus redes sociales y las invitaciones que recibía, desechando todas las relacionadas con la caridad y archivando todas aquellas que considere "beneficiosas"

Tenia tantos mensajes que responder que sus dedos dejaron de moverse por si solos apretando las teclas del ordenador, en un suspiro dejo caer su rostro de golpe al escritorio.

Y de ese golpe despertó.

Abrió sus ojos desorientada por aquel sueño extraño.... Tratando de orientarse y analizando en donde estaba porque sin duda no recordaba nada del día anterior, hasta que de golpe todo pareció volver.

Sus mejillas se pusieron rojas y sintió su rostro arder, estaba abrazando a Kaito o.... más o menos algo así – Y eras tu la que estaba más preocupada por esto... - Exclamo el chico al notar que despertó. Él revisaba los mensajes de su teléfono sin tratar de alejarla o sacarla de su extraña manera de dormir.

Con una pierna sobre el cuerpo del chico y su rostro apoyado en su pecho con la capacidad de escuchar claramente su corazón mientras sus brazos lo envolvían. La chica trato de tranquilizarse, debía admitir que estaba cómoda.

- Lo siento – Se disculpo apretándolo más entre sus brazos. El chico bufo sin importarle.

- Eres una persona muy extraña... - Exclamo sin dejar de mirar su teléfono. La chica ignoro eso, volvió a cerrar sus ojos jurando que dormiría por horas de esta manera.

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La rubia llevo ambas manos hasta su cabeza para apretar su característico moño blanco antes de que este se desarmara. Sacando su lengua un poquito volvió a concentrarse en el pizarrón tratando de no olvidar nada de lo que la maestra decía, si eso pasaba se perdería todo el año en matemáticas.

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