Historias Variadas, Olvidadas y Abandonadas

Engranajes

Entró en la fábrica con ganas y emoción por verla. Esa fábrica había estado abandonada durante muchos años, o debería de ser así, ya que todavía se conservaban engranajes y maquinaria de todas formas y tamaño en ella, en perfecto estado y por algún motivo seguían funcionando.

Ver todos esos engranajes enormes funcionando le llenaban de una inmensa felicidad. Era enorme, tanto que decidió subirse sobre algunos de ellos y empezó a saltar entre unos y otros siempre con la máxima precaución de no ser aplastado por ellos.

Se fue muy feliz de la fábrica, pero aún así siguió continuando yendo a esta visitándola y haciendo lo que quisiese en esta, de ese modo se podía sentir libre de todo el mundo exterior a la fabrica.

Un día mientras estaba bailando sobre un engranaje su canción favorita, escucho los pasos de otra persona por esa fábrica. Sabía que la fábrica debía de ser mantenida por alguien para que funcionase, así decidió ir a conocer a esa persona.

A quien vio fue a una persona completamente encapuchado con un misteriosa capa de engranajes, pero no como los de la fábrica si no otros extraños que recordaban más a relojes antiguos.

La persona encapuchado se dio cuenta de la presencia de la otra persona que se sentía libre sobre los engranajes, pero aún así hizo como si nada y siguió su camino.

Se paro delante de un callejón sin salida, o eso parecía, ya que había un engranaje enorme que en realidad era una puerta que conducía a otra parte de la fábrica. Antes de entrar la figura encapuchado le dijo al amante de los engranajes que entrase y este obedeció.

La sala donde conducía era muchísimo más grande que la fábrica y parecía ser de otra dimensión, con engranajes flotando alrededor, también habían cadenas, que mantenían unidas las distintas plataformas por donde iban.

Saltando entre plataformas y engranajes, mientras desafiaban todas las leyes de la gravedad, fue una experiencia excepcional para al amante de los engranajes. Cuando terminaron ese camino pararon delante de un reloj donde se observaba perfectamente su mecanismo.

La misteriosa figura se destapó rebelado su verdadera apariencia, tampoco es que importase demasiado, solo era una persona con pinta de haberlo visto todo y con ganas de hacer una petición a la otra persona.

La otra persona estaba en desacuerdo con la petición, pues esta consistía en destruir ese hermoso reloj, pero al final terminó aceptando la nueva oferta de esa persona. Si destruya el reloj, podría quedarse sus engranajes y montarlo de nuevo, y no solo eso, también podría quedarse con la fábrica.

Enseguida empezó a destruir el reloj, con cuidado de no dañar los engranajes solo destruyendo el marcó circular y los números romanos que tenía puestos. Enseguida la otra persona desapareció pero eso no le importó demasiado, así que aprovechando que se había ido, monto de nuevo el reloj.

Estaba feliz, ya que esa fábrica era ahora suya. Así que se dirigió hacia la salida, pero no pudo salir. Entonces en su mente pudo observar un mensaje donde claramente le decía que ahora era el guardián de esa fábrica.

En principio le pareció genial, pero se dio cuenta de lo que había sucedido más tarde. Había liberado al antiguo guardián, el cual su vida estuvo conectada al reloj que había destruido, y había atado su vida al reloj construyendo lo de nuevo.

Eso significaba que viviría para siempre, pero nunca podría salir de ahí, eso le entristecido bastante pues había gente a quien amaba y no podía desaparecer así si  más.

Trato de destruir de nuevo el reloj, pero este estaba protegido por una fuerte barrera que solo podría destruirla alguien que no fuese el guardián de los engranajes.

Ahora debería de ser un guardián hasta encontrar a alguien que lo liberarse, aunque esos significase engañar a alguien para que ocupase su lugar.