Ojo por ojo, diente por diente

1.5K 50 6
                                    

Cuando llegue a mi casa el día de la pelea mi abuela no estuvo contenta con la vaga explicación que le había dado, me hizo explicarle exactamente lo que pasó, cosa que me sacó más de una lágrima:

-Querida, dime que es lo que pasó...

-Abuela, ya te dije que nada, todo esta bien como siempre.

Ahí aprendí a ocultar lo que siento, lo cual me sirvió mucho en un futuro no tan lejano.

-¿crees qué no te conozco? ¿Acaso un chico se pasó de listo contigo? ¿Te pegó un amante?

-¡Abuela! ¡Sabes perfectamente que no quiero nada que ver con los chicos!

-Pero por la cantidad de sangre que desprende de tu ojo, significa que fue hecho con fuerza...

Después de meditarlo detenidamente, me decidí a decirle la verdad, no sin antes calmarla.

-Esta bien, te lo diré, pero tienes que calmarte, no sacar conclusiones apresuradas y sobre todo, no enojarte...

-¡Tan sólo dime que paso! -grito desesperada.

-Me pegaron en la escuela, por ser la Nerd

-¿qué? ¿QUÉ? -se notaba rabia. No pueden hacer eso, no, no lo van a hacer más, llamare a tu colegio en este mismo instante ¿su director no dijo nada, cierto?

-Abuela, cálmate, no dijo nada por que nunca se enteró, pero una chica me defendió...

-¿quien fue el imbécil? Te aseguro que tendrá su merecido.

-Un ucraniano, nadie importante.

-Bueno, pero al parecer es bastante importante como para pegarle a una mujer ¡UNA MUJER! ¿NO TIENE COMPOSTURA?

-Cálmate, me defendieron, hubiera sido algo mucho peor.

-¿Quien te defendió? -dijo más calmada-

-Una chica llamada Vanessa Adams, es de aquí y es la más popular del colegio. Ahora, abuela, si me lo permites, ni quiero volver a hablar del tema, me niego a hacerlo ¿si?

Después de eso me retire a mi cuarto sollozando en silencio, llegue a mi habitación y me recosté en mi cama mientras me hacia un ovillo abrazando mis sábanas mientras corría sangre de mi ojo, no encontraba otra manera de abstenerme de hacer lo que se que quería hacer.

Les contare, de más chica tuve depresión, pero fue leve, aún que llevara años sin cortarme, era exactamente lo que quería hacer en ese momento, luego de haber recibido el nombre de chancho y uno que otro animal obeso, no había en mi mente espació para nada más, hasta que lo hice.

Comencé a pasar lentamente una navaja que tenía guardada desde los siete, una que estaba tan llena de sangre que hizo que todos los recuerdos de mi mala infancia volvieran a mi.

Pero no iba a dejar que eso me detuviera, como no lo hacía de chica, nadie nunca sospecho, pero aún así me daba miedo pensar que es lo que dirían si se enteraran, si Vanessa seguiría defendiéndome o simplemente se alejaría, cosa que me hizo pensarlo por segunda vez, pero ninguna razón era más potente en la balanza de la mazmorra interna, y por fin después de una larga batalla conmigo misma, decidí que lo haría.

Primero me pareció una buena idea, pero después del noveno corte, ya no estaba tan segura. Mi abuela me interrumpió golpeando en la puerta seguidas veces diciendo que estaba lista la cena.

-No quiero ir, no me siento bien.

-Entonces déjame pasar para que te acueste y te traiga algo para el dolor ¿qué es lo que te duele, mi amor?

Siempre había sido una mujer impotente, pero nunca dudo en cuidar de mi como lo haría una madre, después de todo, casi lo era.

-Un poco el estómago, pero de seguro que sí me quedo aquí recostada en mi cama me sentiré mejor dentro de unos momentos

-Gwen, no soy estúpida, tu voz se escucha desde el baño, no intentes engañarme porque se que no estas acostada; déjame pasar ¿si?

Había olvidado completamente que mi abuela tenía un muy buen oído, cosa que era muy peligrosa.

-Esta bien, no estoy en mi cama, pero es por sí..... Vómito....

-Esta bien, querida.

La había logrado convencer de que todo estaba bien, eso era bueno.

Al día siguiente cuando llegue a la escuela, entre cabizbaja como siempre, pero apenas puse un pie en el colegio se me abalanzo Vanessa gritando de alegría.

-GWEN, ¡NO SABES LO QUE PASÓ!

Todas las miradas estaban puestas en ella.

-¿Q-que ocurre?

-Sean tiene un ojo morado y dicen que le pegó su padre por la borrachera de anoche.

-¿Qué? ¿Un ojo morado? ¿Cómo yo?

Realmente no lo pude creer, parecía obra del karma lo que sucedía.

-Querida, ¿conoces aquel dicho? Ojo por ojo, diente por diente, significa que....

-Créeme, se lo que significa.

En ese momento apareció Sean en la mitad del pasillo con el mismo ojo que yo en tinta, estaba hablando con sus amigos, probablemente dándoles alguna excusa de lo que le aquejaba. Por primera vez, creí que Dios si estaba cuidándome después de todo.

Pensamientos de una bulimicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora