Casi en la calle de nuevo

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De nuevo lunes, una semana atrás estaba tranquilamente en mi escuela, era pacíficamente feliz y nadie se atrevía a enfrentarse conmigo.

Bien, ni yo me la creo.

No estaba bien en el manicomio, pero tampoco estaba mejor en el colegio, era algo así como parejo.

La chica misteriosa que había venido supuestamente en mi rescate, había resultado ser Connie, Connie Mcgregor.

¿Quién lo pensaría? ¿La chica más hermosa después de Vanessa viniéndome a salvar, a mí?

Sonaba como una locura, y era que ni yo me creía esa tontería, y casualmente había sido yo la que venía a salvar.

Si retrocedía tres días en mi línea del tiempo, mi propio yo del pasado nunca se hubiera creído lo que hoy tengo el placer de contemplar.

En este momento estaba sentada de nuevo en mi cama, las luces completamente apagadas y las cortinas abiertas, Melanie se paseaba de aquí para allá en la habitación sin reparar en mí ni un mínimo segundo.

-¿Gwen? -gritó Melanie.

-¿Si? -le respondí.

-¿Puedes venir un momento?

¿Qué quería ahora? Llevaba toda la mañana ignorándome y de un minuto para otro, comienza a notar mi presencia.

Extraño.

Mientras caminaba hacia el baño, iba pensando en lo que me había dicho Connie cuando descubrí que era ella, luego de restregarme los ojos y pellizcarme, claro.

"No te preocupes, volveré, y tu saldrás caminando por esa puerta"

¿Cómo haría que yo saliera caminando por esa puerta sin que nadie me viera? Era literalmente imposible.

Llegué al baño para ayudar a Melanie, pero lo que vi hizo que me detuviera impresionada, abriera los ojos de par en par y me tapara la boca.

Sangre.

Sangre por todas partes.

Se me había olvidado, ella seguía jugando al "juego de la manzana".

Y había pasado una semana, lo que quiere decir que...

Y se desmayo.

****

Estábamos en la enfermería, la doctora Wesler nos miraba con cara de desagrado y yo me seguía preguntando si la chica que estaba acosada en una camilla de urgencias, sobreviviría.

Nos habíamos metido en grandes problemas, por esta misma razón, nos habían cambiado de habitación, así que:

Adiós Melanie.

Complicado, muy complicado.

No puedo decir que la fuera a extrañar, pues era rara, y bueno, fue mi compañera sólo un tiempo.

Ahora lo que me preocupaba era que Connie aparecería con su "plan Salvador" en la que se suponía era mi habitación, y no tenía manera de decirle que ya no estaba ahí, entonces sacaría a Melanie, y no saben la rabia que me daría ver a Melanie saliendo de una institución mental antes que yo.

La pequeña e inocente Connie se la llevaría a ella, joder. A ella.

Salí inmediatamente de la sala donde estaban los enfermeros y me dirigí a la estación de ayuda que había en mitad de la sala comunitaria que mágicamente no había visto antes.

Me acerque a la cabina y grite:

-Disculpen, ¿hay alguien aquí?

Un hombre bajó y sin pelo, gordo y feo, alegando, con una revista pornográfica debajo de la mano, apareció en la instancia.

Pensamientos de una bulimicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora