8. Zayn y tu.

97 10 9
                                    

8. Zayn tu.

Estás en tu cafetería favorita en un bonito rincón de Central Park. Con un capuchino helado en la mano y miras algunos papeles que hay en un tablón lleno de notas; algunas con la búsqueda de algún cachorro perdido y post-it de diferentes colores y tamaños colocados alternativamente luchando un hueco donde poder verse. Iba a dar un sorbo al café cuando un folio en color rosa bebé resaltó mi interés. Desde hace tiempo buscaba un trabajo de niñera. Me encantan los niños y llevaba un par de tiempo buscando algo parecido, seguí leyendo.

"Necesito una niñera, que sea responsable para cuidar a mi niña de un año. Si hay alguien interesado que contacte conmigo y que llame al..."

Sin esperar a razonarlo, llamé enseguida y al momento me lo cogió una mujer que supuse que sería su madre, se llama Lou. Aunque la charla fue breve quedé con ella para hablar en persona ya que era normal que no se fiera. Casualmente estaba haciendo unas compras por allí y quedamos en el puente del lago dentro de media hora.

Me puse muy nerviosa y me empezaron a sudar las manos. Fui al baño de la cafetería para arreglarme un poco. Al entrar cerrarte con pestillo. Me lavé las manos y eché el talco para el sudor también pasé un pequeño cepillo plegable por el pelo que siempre llevaba en el bolso sin falta. Miraste el reloj del móvil y saliste enseguida, ya que te pillaba un poco lejos y no querías llegar tarde. Ya de por sí había gente en New York, así que imaginaros un jueves tarde. Iba por el puente y solo me fijaba en alguna mujer que tuviera el pelo entre blanco teñido con reflejos rosas. Según la descripción que me dio por teléfono, estaba buscando en el bolso el teléfono para llamarla ya que no la encontrabas cuando de repente:

-Hey muchacha, ¿eres __________ (TN)? -Me tocó la espalda con el dedo índice.

-Sí, ¿eres Lou? -le dije mientras te ajustabas el pelo a un lado.

-Claro. -Se me acercó a ti para darte dos besos. -Encantada.

Hice lo mismo y le sonreí.

-¿Quieres que vayamos a dar una vuelta?

-Sí, y así me dices donde esta lo básico para comprar porque no soy de aquí, cambio mucho de lugar y esto es enorme. -dijo con gesto exagerado y resoplando del estrés.

-Por supuesto. Tranquila, al fin y al cabo, te acostumbras al sitio y a la gente.

-¡Que me vas a decir a mí! -Dijo riéndose.

No tenía ni idea de lo que hablaba pero le lleve la razón porque no me gustaba preguntarle por su vida privada a nadie. Estuvimos dando una vuelta y hablando. Me hizo varias preguntas y creí responder bien.

Sonó su móvil... 

-Ay, ¿me disculpas un segundillo por favor?

-Claro, no hay problema.

Lou cogió el teléfono y por dios se oía la voz de varios muchachos gritar, insultarse y correr. No es que estuviera siendo chismosa pero no hacía falta acercarse para poder oírlo. Me reí pero no parabas de preguntarte qué es lo que estaría pasando porque Lou te había dicho que solo te tenías que encarga de Lux, su hija y además tenía un año. Me dio un par de consejos más y os despedisteis.

Cuando me estaba dirigiendo al metro para poder ir a tu piso. Un piso mediano y precioso en la calle 38 en la Quinta Avenida. Te diste cuenta que llevabas con un conjunto de cosquillas en el estomago, los cuales a causa de que mañana empezarías tú primer trabajo en condiciones porque el primero no contaba como trabajo; repartidora del correo en una oficina.

Metí la llave en la cerradura, entre y deje las llaves y el bolso amontonado en el mueble pero al entrar olí a masa de bizcocho recién hecha. Me asuste un poco pero en el fondo sabía que si habían entrado a robarme, lo último que hubieran hecho, habría sido dejarte un bizcocho. Por el conjunto bolsas de compra y el bolso detrás de la puerta supiste al momento quién era.

Imaginas con 1D.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora