Amaia, las luces aun brillan

Su bebe

Amaia miro a Alfred. Entre tantos tubos parecia tan perdido. No había faltado ningún día desde la primera vez que Alfred despertó allí. 

- ¿Que tal estas? - preguntaba Alfred siempre. 

-Bien, ¿y tu que tal? - respondía Amaia con su característico tono juguetón 

- Ahora bien - respondía Alfred, aunque sabian que no era verdad, que el hecho de no poder moverse era algo muy molesto.

-Alfred, tengo que irme a una entrevista, ya sabes, por el aniversario y eso...pero si no quieres no voy...

- Claro que quiero, anda vete - respondió Alfred, a la vez q se colocaba el respirador 

- Jo, lo siento, buah, que horror, de verdad que lo siento Alfred, no quiero dejarte solo de verdad...- y salió corriendo de la habitación.

Alfred se sintió fatal, a esas entrevistas debería de acudir el también,  para apoyar su bebe. Decidio compensarle, le escribiría una canción. Sabía que no podía salir de aquella habitación, pero podía coger una libreta y escribirla. Las palabras salían solas de su mano...pero entonces empezó a no sentir los dedos, y el hormigueo subió hasta que no se pudo mover, intento gritar, pero las palabras no salían de su boca al igual que el aire no llegaba a sus pulmones.