Eurovision

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El escenario era enorme, casi tanto como la última vez que canto bajo el símbolo de Eurovision. Amaia se sentía pequeñita frente a toda esa gente, pero la presencia de Aitana la tranquilizaba bastante. El público estaba atónito, al fin y al cabo, esperaban ver a las dos personas que habían ganado años atrás, pero ahora solo había una y parecía estar bastante rota.
Amaia había pensado en decir unas palabras, pero lo de hablar nunca había sido lo suyo. Aún así, una vida estaba en juego, y eso era más importante que todas las tonterías que podría decir.
- Antes de nada, deciros que muchísimas gracias por estar aquí de verdad - aplausos - la canción que voy, quiero decir, vamos a cantar ahora ni siquiera a es nuestra - Amaia cagandola una vez más - pero esta dedicada a una persona que es súper importante para mí, de verdad, y no quiero que me deje.
La gente no entendía nada, los problemas que habían aturdido a Amaia esos meses se habían quedado ocultos. Aitana vio que Amaia estaba al borde de las lágrimas y decidió empezar a cantar.

"Por si te hace falta, estaré aquí,
Solo un par de versos de metros de ti
Y es que en cada historia, leyenda
Hay un punto sin fin
Coge aire y vuelve"

Ya estaba, la canción había terminado, Amaia no sabía si había funcionado, ni siquiera si lo habría visto. No sabía si la vida que estaba a punto de irse en una habitación de hospital, se habría aferrado una última vez a una academia en Cataluña.
A un piano, donde se podía ir a Londres, Las Vegas o a Barcelona.
Amaia solo esperaba haberle hecho cambiar de opinión.
Para que se quedase ahí, aunque no fuese con ella.

Amaia, las luces aun brillanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora