Capítulo 11.

476 24 8
                                    

Narradora Omnisciente.•

Todo el club de los perdedores se estaba preparando para salir; ya sabían y se mentalizaban a lo que se podrían enfrentar si seguían con ese plan de acabar con Pennywise. Pero vamos apenas eran unos chiquillos que no pensaban claramente sobre los riesgos que esto conllevaría, eran jóvenes y tal vez en un futuro se les olvidaría aquello. O eso pensaban todos.

Cada uno de los integrantes veía las horas pasar y más tarde parecía que se les hacia, eterno el tiempo percibían ellos, pero era algo ilógico que quisieran ir ya pues apenas comenzaban a salir los primeros rayos del sol detrás de una montaña que se lograba ver a lo lejos de sus casas. Así que tenían que esperar a que amaneciera por completo.

Al paso de varias horas ya podían salir en busca de Pennywise, todos los muchachos estaban con el corazón a punto de salirse de sus pechos pero no pensaban echarse para atrás pues por algo había accedido a ir.

-¿Qui-quiénes entrarán? -Bill el tartaja, preguntó a su club.
-Yo. -dijeron todos sus acompañantes al mismo tiempo, su líder les regaló una gran sonrisa pues le agradó aquel sentimiento de liderazgo que tuvo frente a los perdedores, era lo que siempre quiso lograr.
-So-son muy valientes. -les sonrió ampliamente.

Todos los perdedores estaban apunto de morirse de los nervios y del miedo, no podían aún caer en la cuenta de que ya no había oportunidad de echarse para atrás. Aún les faltaban unos minutos para llegar al corazón del mismo terror puro, aquél miedo que hacía temblar de pánico a grandes y chicos, sólo que evidentemente había quiénes preferían hacerse a un lado antes de exponerse de tal manera que después posiblemente se arrepentirían.

-No falta mucho para llegar. -pronunció un temeroso Eddie Kaspbrak, Bill creía que él era uno de los qué posiblemente se arrepentiría y no habría asistido a su punto de reunión pero eso no sucedió, él muchacho estaba ahí fuera o no de ayuda.
-Estando allí, no habrá vuelta atrás. -comentó el líder sin titubear, eso indicaba su seguridad y decisión determinada de continuar aún con el plan.
-Y allí estaremos todos, ¿cierto? -preguntó _____, la chica siempre decidida, comprometida y positiva entorno a las situaciones con las qué se enfrentaba día a día, el club se sorprendía porqué no sabían de donde sacaba tanta fuerza para ella y para el resto de los Perdedores.

Estaban a tal vez unas doce pedaleadas más y acabándolas estaría su destino a descubrir, estaban asustados, pero también estaban curiosos, sus ojos tenían un brillo que los incitaba a seguir adelante y descubrir lo qué Pennywise les tenía preparado. Estos eran unos chiquillos de los que tal vez aquél payaso temblará de tan solo pensar sus nombres en un futuro, en dónde fuese que se encuentre, esos nombres no los olvidaría tan sencillo.

Bill Denbrough.

Para cuando vi a el club de los Perdedores completo, me alegró la idea de tenerlos ahí a todos. Me sorprendía la presencia de Stan pues creía qué no vendría, la noche anterior no lo había visto nada convencido de venir y ahora hasta entraría a la casa.

-¿En qué piensas? -se acercó _____ antes de que entráramos a la casa.
-En lo qué hiciste anoche. -le sonreí ampliamente refiriéndome a Stan.
-¿Cómo lo supiste? -cuestionó un tanto sorprendida y sonriendo.
-Por el Stan convencido de la noche a la mañana. -solté una carcajada y la miré con una amplia sonrisa, su acto era de completa compasión, su interés porqué todos estuviesen bien, ella procuraba su bienestar, era una chica maravillosa pues siempre estaba cuidando de cada uno de los Perdedores, su insistencia y persistencia con ellos.
-No lo podíamos dejar atrás, él es parte de esto y junto a todos venceremos a Pennywise. -me sonrió tiernamente y también recibí una mirada aprobatoria de parte de ella referente a lo qué estábamos a punto de hacer. -Recuperaremos nuestras vidas. -apretó mi hombro de una forma amistosa y tomó mi mano pues ya estábamos todos frente a la puerta desgastada de la casa.

El viento golpeó bruscamente nuestros rostros, un olor pestilente de dentro de la casa invadió las fosas nasales de todos y cada uno de los Perdedores pero eso no nos impidió entrar. Íbamos tomados de las manos, tal vez lo hicimos como un signo de unión porqué de mi parte lo había hecho inconscientemente.

-¿Nos dividiremos? -preguntó Beverly, a decir verdad no había pensado en eso, tal vez fuese lo más conveniente de hacer. En grupos pequeños llamaríamos menos la atención.
-Será lo mejor. -afirmaron Rich y _____ al mismo tiempo.
-Rich, Eddie, ____ y yo en el piso de arriba. -hablé firme.
-Me parece bien. -afirmó Richie sonriendo aprobando la decisión.
-¿Y yo? -preguntó Stan con un tono de voz muy temeroso, sentía pena verlo en ese estado.
-Vendrás con nosotros, te prometí cuidarte y así será. -habló _______ acercándose a él con una sonrisa en los labios.
-¿Esta bien eso, Bill? -preguntó esperando qué aprobará aquella petición que habían determinado a lo qué yo sólo accedí sonriendo con mi cabeza repetidas veces de arriba a abajo.
-Beverly, Ben, Mike y Maya son el otro grupo. -les dije a los restantes mencionados y éstos accedieron sonriendo.
-Griten si necesitan ayuda. -dijo ______ mirando a todos.
-Vale, ya está todo. -dijo Richie.
-¡Esperen! -hablé apresurado. -Si no hay pr-pro-problemas nos vemos fuera de la casa, ¿bien? -les pregunté y asintiendo con la cabeza.
-Estaremos abajo y en el patio buscando. -sonrió Beverly mirándome.

Luego nosotros comenzamos a subir las escaleras sigilosamente, habían varias puertas en el pasillo y nos miramos entre los cinco muchachos que éramos. No quería dejar a _______, Stan, Eddie o a Richie sólos pero entre más rápido pudiésemos recorrer la casa mejor sería y menos tiempo estaríamos ahí.

-Yo voy con Stan y tú te vas con Richie y Eddie. -se dirigió _______ a mí para qué dijera qué sí pues ella no pensaba cambiar de decisión por nada del mundo. Así que lo único que podía hacer por ella era acceder a su petición.
-Vale pero si ne-necesitan ayuda gritan. -miré a ambos sonriendo ligeramente y observé cómo atravesaban una de las grandes pero desgastadas y viejas puertas que con el simple hecho de abrir una, un estruendoso rechinido invadía nuestros oídos.
-Vamos viejo, hagamos lo mismo. -me animó Rich con sus palabras aunque sabía que él estaba igual de atemorizado que todos nosotros.

Abrimos la primera puerta, no había nada interesante. Estaba amueblada con una cama individual, un pequeño closet y una ventana sellada con unos trozos de madera atravesados en ésta.
Seguimos para otra habitación pero en ésta solo Rich logró traspasar, aquí comenzaba el verdadero terror, tratamos Eddie y yo abrir la puerta, escuchábamos cómo Richie también la golpeaba y gritaba desde dentro hasta qué se dejaron de escuchar cosas, me preocupé mucho pues mí intensión primordial inició cuando entramos por esas puertas, desde el momento en el qué sabía que habría trampas tomé en cuenta qué ninguno de los Perdedores debía estar solo en alguna de las habitaciones de la casa. Entonces la puerta cedió y se abrió lentamente, dejando ver a nuestro amigo pálido y muerto de miedo. Nunca lo había visto así, él siempre estaba con sus chistes, bromas y burlas hacia todos los miembros del club.

-Me largo de aquí. -Richie corrió escaleras abajo y se escuchó cómo se azotó la puerta principal, supongo que se había ido ya.
-¿Qué le habrá pasado? -preguntó Eddie preocupado por Rich y a decir verdad igual yo estaba preocupado.
-Na-nada bueno Eddie. -lo miré y escuchamos cómo se abrió una puerta por completo y mí ahora único acompañante salió corriendo a la parte de abajo.

Ahora me encontraba sólo frente a una puerta que se había abierto sola y un terrible miedo que me recorría de pies a cabeza. Alguien en sus cabales también habría salido corriendo pero yo estaba ahí por una razón... Georgie y no abandonaría la misión, no ya en el punto en el que estaba. Sino qué seguiría adelante.
Mis piernas me temblaban del pánico que estaba a nada de presenciar, mí corazón estaba latiéndome a mil por hora, una delgada capa de sudor resbalaba desde mi cara a mi cuello y de éste hasta mí pecho, mí respiración agitada y ruidosa delataba mí miedo, el ingrediente perfecto para Pennywise qué hoy él probaría y tal vez ya no disfrutará de el tanto cómo antes solía hacerlo.

×××××××××××××××××××××××××××××
Siento no haberlo publicado antes pero ya está aquí, espero les guste.
Gracias por leer.

¿Quieres un globo?, todos flotan. ≈Bill Denbrough y tú.≈ ||PAUSADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora