10. A g o b i o (II)

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Zehila estaba recostado en una de las hermosas rocas que sobresalían del lago, admirando el cielo y las abundantes nubes que se encontraban en el pensando en Cenil. Sus ojos tenían un color intenso y sus mejillas estaban pintadas de un tenue rosado haciendo notar mas sus pecas como escarcha por su rostro. Suspiro por enésima vez y su sonrisa se ensanchó respirando el aroma de la vida. Sus dedos jugaban desinteresadamente con sus largos cabellos y su piel denotaba las pequeñas y visibles escamas de un bello color por la sequedad del mismo. Su pecho tenia un calor que jamás pensó sentir, sentía una paz que en si vida había tenido y su felicidad sobrepasaba sus limites. Son dudar el tritón estaba perdidamente enamorado del humano y sus pensamientos solo abarcaban el nombre de Cenil.

Poco después sintió en su hombro un toque y pudo a ver a su amiga Alquimika parada sobre aquella extremidad. No dejó de sonreír y volteo su rostro mirando a su pequeña amiga.
Alquimika al ver los ojos de Zehila se asustó, estaban brillando, el verde-aqua de sus ojos relucían de una manera que jamás pudo ver, así confirmando el amor incondicional que Zehila tenia hacia Cenil.

—Lo amo...—mencionó de repente volviendo a mirar el cielo.—Lo amo tanto que siento que puedo llorar de felicidad — al decir esto sus ojos se aguaron sientienxo verdaderas ganas de llorar. Se sentó en la roca y posó una mano sobre sus ojos tratando de contralor las lágrimas que salían de ellos.— Jamás en mi vida me había sentido tan feliz...— dijo con una voz quebradiza mientras las lágrimas salían sin control de sus ojos.— No importa si él no me ama yo solo...—un sollozo salió de su garganta sin poder terminar la frase.

El enojo, hacia el humano, de Alquimika se fue al instante que Zehila empezó a llorar, su su lágrimas eran de agua dulce y cada gota terminaba en el lago dándole vida. No podía hacer nada más que apoyar a Zehila, lo vio tantos años sufrir por Marina y su maldición, nunca supo como hacer verdaderamente feliz al tritón, y ahora que lo era su egoísmo la cegó pensando solamente en el bosque y no en la felicidad de su amigo, casi hermano para ella. El bosque siempre fue un lugar que abarcaba criaturas fuertes capaces de defender aquel lugar sin necesidad de un protector, pero la costumbre de tener a Marina y a Zehila protegiendo el bosque los hizo flaquear y dejar de estar alerta. Dejar de ser aquellas criaturas temibles a los humanos a ser objetos de caza.

Alquimika voló sentándose en el hombro de Zehila y acaricio con su pequeña mano algunas hebras de rojizo cabello tratando de dar a entender que siempre podía contar con ella para lo que sea.

Zehila miro al hada y sonrió limpiándose las lágrimas, sus ojos estaban algo rojos haciendo contraste con el bello iris que parecía brillar mucho más con lágrimas en el. El tiempo pasó poco a poco hasta que llegó la tarde y el cielo estaba convirtiéndose en un hermoso amarillo dorado, Zehila estaba nadando suavemente cerca de la orilla donde muchas flores crecieron a causa del buen humor del tritón. Sus oídos captaron unos pasos a lo lejos y nado rápidamente detrás de una roca. Para su regocijo Cenil salió de entre los arbustos mirando el lago en busca de Zehila. El tritón no esperó y nado rápidamente tomando impulso para lanzarse sobre Cenil abrazándolo causando la caída de este abrazando de vuelta a su hermosa criatura. Cenil se rió apretando a Zehila entre sus brazos sin importarle lo mojado que había quedado.

—Tambien te extrañé—dijo Cenil después de un rato casi en un susurro. Sin soltar el abrazo los dos se sentaron con un sentimiento de alegría. Zehila se separó con una enorme sonrisa que deleitó la vista de Cenil, que pudo notar el brillo en sus ojos haciendo que se sorprendiera, los ojos de Zehila si ya eran hermosos con ese brillo se quedaba casi enganchado en una hipnosis.—Tus ojos... —Cenil acercó su mano a la mejilla de Tritón y repasó su rostro con delicadeza.

—¿Qué tienen? —preguntó confundido y algo temeroso, la sonrisa de Cenil se había ido y lo estaba mirando fijemte a los ojos. Y luego recordó algo que Spring una vez le dijo y nunca supo cómo descifrarlo hasta ahora—¿Están brillando? —Cenil asintió sin dejar de repasar sus dedos por el rostro del Tritón, quien más tranquilo sonrió agarrando la mano de Cenil sacándolo del trance en el que estaba. —Mis ojos tienden a brillar dependiendo de mis emociones, es algo que la verdad solo ha pasado como tres veces pero solo fue enojo y tristeza... Ahora mismo solo siento felicidad—Cenil sonrió otra vez y supo ahí que los sentimientos de Zehila eran iguales a los de él, tan fuertes, tan grandes que sólo podía sentir felicidad simplemente con verse.

Waterfall (Yaoi/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora