A Zehila le gustaría decir que estar enamorado del humano era lo mejor que le había pasado, pero estaría mintiendo.
Sentía el agobio y la desesperación de que Cenil se fijara en él de manera más romántica y pasional. El pobre tritón no sabía que más hacer para captar la atención del humano, sin saber que y la había captado hace mucho tiempo atrás. Pero Cenil no daba muchas señale de estar interesado, aunque sí lo estuviera, por el tritón.
El día no había empezado. Eran las seis menos cuartos de la mañana y Zehila ya estaba despierto mirando su reflejo algo opaco por la poca luz que había. Se volvió un hábito mirar su reflejo siempre, ya que muchas veces dudaba de su belleza, belleza que todas las criaturas divinas envidiaban y amaban. Pero era algo inevitable para el pelirrojo, cada vez que Cenil llegaba hablaban por horas y horas sin interrupción alguna. Sus manos se juntaban y sus miradas se conectaban con mucha facilidad, y aunque eso no era nada para Zehila, no podía obligar al humano a nada, y era irónico porque Cenil estaba igual que el tritón; sin querer obligar a Zehila a nada. Pero eso no lo detuvo de proporcionarle algunas caricias y besos inocentes en su rostro aunque claro, evitando sus labios, eso labios que Cenil habia deseado besar desde el momento que los vio y todavía seguía queriendo besar. Pero no podía, no podía y algo lo impedía, no sabia qué era, pero siempre que armaba el valor para acercarse a su rostro la cobardía lo atacaba y terminaba besando cualquier parte del hermoso rostro del tritón menos sus apetecibles labios. Y eso cada momento que pasaba Cenil al llegar a casa se reprendía en solo por su actitud cobarde.
Zehila en cambio no sospechaba nada de las intenciones del humano, la cuales no eran malas, no, eran las más puras que se podían tener, pero Zehila no sospechaba. El tritón seguía mirando su rostro ya más iluminado por el sol que empezaba a salir poco a poco, su cabello de un rojo opaco por la humadad del lago le llegaba ya a por debajo de la cintura, sus ojos de un color aqua marino tan bello como las orillas de un playa cristalina, su rostro cubierto de unas pecas casi notables, y su boca, esa boca que sin él saber, el humano moría por probar algún día.
Era muy obvio que la belleza de Zehila era inigualable a ninguna otra, pero siempre había algo que el tritón cuestionaba desde que las dudas aparecieron en su cabeza.
—Zehila—una voz lo sacó de su trance y miró de donde provenía.
—Spring...—sonrió y se acerco a la orilla donde estaba el híbrido — ¿Que pasa, lobito?
—Zehila, un hada a muerto... Xandrina ha muerto...—los ojos del tritón se abrieron con desconcierto. ¿Un hada tan joven como Xandrina había muerto? No lo creía, lo tenia su ver con sus propio ojos.
—Traela rápido por favor—pidió mirando una pequeña cesta que estaba creciendo cerca del agua. Spring sin decir nadar volteo, adquiriendo su forma lobuna, corriendo.
Zehila no podía imaginar el dolor por el cual debía estar pasando Alquimika, ya su Xandrina era como una hija para ella. Hizo una mueca al ver a un cuervo pasar por encima suyo y suspiró. Cada vez que algo malo sucedía en el bosque un cuervo negro pasaba encima suyo. Era como si le restregaran en la cara las desgracias que pasaban al no poder ayudar abiertamente por estar atado al lago.
No paso mucho tiempo después cuando Spring volvió con su forma humana con Alquimika en sus hombros y el cuerpo de la pequeña hada en su manos. Sprint se agachó frente a Zehila y dejó el cuerpo en la tierra húmeda al alcance del tritón. Alquimika se bajó del hombro de Spring y se arrodilló alado del pequeño cuerpo inerte. Zehila suspiró.
—Los dioses la recibirán con los brazos abiertos, su alma descansará en paz junto a la diosa Luna como un estrella más y su resplandor nunca tendrá fin ya que en la vida resplandecía con su carisma, su inocencia y su amabilidad. El dios Sol la recibió cálidamente en el día, y la diosa Luna la acogerá en su manto todas las noches que restan del universo...— acarició, con un dedo, la pequeña mejilla que en vida solía ser de un rosa pálido, ahora era un gris sin vida... — Descansa en paz Xandrina, hada de las flores, sucesora de Alejandrina, Hermana de Alquimika... Ten por seguro que encontraremos el responsable de este nefasto acto...—con esto dicho Zehila cerro sus ojos y el cuerpo de Xandrina empezó a desvanecerse como arena al viento y en su lugar, dejando una hermosa flor que empezaba a florecer.

ESTÁS LEYENDO
Waterfall (Yaoi/Gay)
Fantasy"Marina, perdona lo que hice, perdona mi ignorancia, perdoname, pero librame ya de esta maldición, no lo soporto, Marina. Marina ayudame... Esta cola que me diste me esta haciendo sufrir... Marina... Lo lamento..." Todo lo decía con lagrimas de do...