Capitulo 3: Pensando en ti

198 4 0
                                    

ABEL

Estaba tan hermosa como cuando la conocí, sus cabellos café oscuro rizados y largos, sus ojos azules. Aquellos ojos que me habían cautivado hace 11 años. Seguía igual de hermosa, era una princesa.

Aun recuerdo la primera vez que la vi…

Estaba casando un venado cerca de su casa, ella estaba jugando entre los árboles y entonces pude olerla a lo lejos. Ella me había encontrado tomando sangre de aquel animal, su mirada no reflejaba miedo alguno. Aun cuando levante mi cabeza tenia la boca y el cuello lleno de sangre, lo primero que había visto eran esos ojos, hermosos, jamás había visto unos ojos así, de belleza pura y brillante.

-¿eres un cazador?-me pregunto con inocencia

No podía evitar quitar mis ojos de los suyos, algo en su tierna mirada me había atrapado. Llevaba un vestido perlado, su cabello llegaba hasta su cintura. Y su mirada…jamás ha cambiado hasta el día de hoy.

-¿Por qué aun no corres?- dije secamente. Normalmente la gente cuando me veía corría a un intento de esconderse pero yo siempre los encontraba para no dejar testigos. Sentí como la sangre bajaba por mi barbilla, manchando mi camisa blanca.

En eso sentí que se acercaba lentamente observando cuidadosamente al animal que hace unos minutos estaba vivo y ahora se encontraba a mis pies muerto.

-¿eres un monstruo o algo por el estilo?

-sí, uno de los peores-dije para mí mismo, no quería dañarla pero su sangre olía no apetecible pero tenía un olor dulce, no me daban ganas de morderla. Era como oler algo tan inocente, algo tan dulce, algo tan tierno. Olía puro.

-¿un vampiro?-dedujo rápidamente, en esos tiempos utilizaban mucho los cuentos de vampiros para dormir a los niños. Supuse que por eso supo lo que yo era…

Angel se movía mientras dormía y cada vez más se acercaba a mí, sentí sus manos por mi pecho, la volví a mirar y se veía más tranquila, calmada. La bese en la frente. Por años había soñado con tenerla de nuevo en mi pecho, protegiéndola de cualquier cosa o persona que pudiera dañarla. Fue entonces cuando recordé la ves que le enseñe la canción de “twinkle twinkle Little star”

Había sido una de nuestras canciones cuando ella era pequeña, siempre que íbamos al bosque la recargaba en un árbol mientras estaba en mis brazos y se ponía a cantármela al oído. Su voz era tan angelical que no podía prestar atención a otra cosa más que a ella y al terminar de cantarla me daba un beso en la mejilla.

Me puse a cantarla en voz baja para que Angel no se despertara y funcionó. Tanto tiempo había pasado, la había extrañado durante 11 años y ahora por fin la tenía devuelta a mí. La amaba. Ya iban a ser las 9 de la noche y yo aun seguía ahí pero sabía que si me iba  ella probablemente no me lo perdonaría aunque sería algo con lo que ella tendría que aprender a vivir. No podíamos estar juntos siendo de diferente especie, era peligroso para ella.

Salí por la ventana de su cuarto y me introduje en el bosque. Mañana iría a verla otra vez.

ANGEL

Quise presionar mi cuerpo con el de Abel pero entreabrí los ojos y pude ver que el ya no estaba, abrí los ojos del susto y grite su nombre unas 10 veces pero no respondía. Me había dejado sola…en una habitación vacía. Una habitación que sin su presencia era nada más un cuarto lleno de sufrimiento y tristeza.

Y pude recordar una vez donde yo aun estaba pequeña y Abel estaba conmigo en el bosque. Me estaba cargando y recuerdo que cuando me bajo el ya no estaba. Me había asustado mucho, el miedo había invadido mi cuerpo sin ningún aviso ni advertencia. Me había arrinconado en nuestro árbol esperando por el y las horas pasaron, estaba sollozando. Fue cuando oí sus pasos acercarse y como era de esperarse me había ganado el orgullo y había parado de llorar, en ningún momento había dirigido mi rostro hacia el. Había sido la tarde más tormentosa de mi niñez y el solo se quedaba ahí, sin darme ninguna explicación.

-si me vuelves a dejar sola jamás te lo perdonare Abel-dije con enojo

Me levante del sucio árbol y me fui a mi casa. El no había aparecido en días, fue cuando una tarde lluviosa entro a mi cuarto y yo había estado dormida pero su presencia siempre había que me recorriera un escalofrió en mi. Gracias a eso me desperté y él me pidió disculpas pero aun seguía con mi idea de que si me volvía a abandonar no lo perdonaría.

Ese recuerdo fue un shock en mi mente, podía recordar a Abel mejor de lo que yo pudiera haber imaginado. Me levante de la cama y fui al cuarto de mis padres. Era el único lugar donde sentía que mis padres dormían conmigo, que no pasaría la noche fría sola, que no pasaría tristeza ni dolor porque ellos estarían para recordarme que no estaba sola.

Intente dormir otra vez tratando de olvidar de alguna vez Abel estuvo conmigo.

En la mañana mi despertador volvió a sonar e hise lo mismo del dia anterior. Me había puesto una blusa de mangas largas morada y una falda y mallas negras. Me veía hermosa, no podía negarlo.

Mi estomago había gruñido del hambre y fui a mi recamara donde había dejado el sándwich que había comprado Abel para mí. Sentí un gran vacío cuando volví a recordar lo que había pasado aquella noche. Tome el sándwich y salí de ahí apresurada. Volvi a llamar un taxi para que me llevara a la escuela y decidida esa tarde iría a comprarme un auto para poder transportarme yo sola.

La mañana en la escuela estuvo algo pesada, no había visto a Adriana ni a Violeta pero no me importaba pues no necesitaba que me acompañaran a todos lados solo para no estar sola. Aun faltaba una hora para que saliera a comprar un carro nuevo, estaba pensando en comprarme un Mustang color rojo siempre había sido uno de los carros de mis sueños.

Entre a la clase de biología y la maestra nos había pedido que realizáramos un trabajo por parejas…

-Smith y Benoit

Mire a todos lados buscando a quien se apellidara Benoit hasta que un chico de cabello castaño y ojos verdes se me acerco.

-tú eres Smith?

-si-dije tratando de acomodar mis libros para que el acercara una silla y sentarse junto a mi. Era muy guapo pero no tanto como Abel. Cogió una silla y la puse enseguida de mi.

-me llamo Logan-dijo ofreciéndome su mano para darme un apretón. Su piel era cálida aun estando en tiempos de frio conservaba su piel caliente.

-Angel- dije al mismo tiempo que tomaba su mano.

Mientras trabajábamos parecía que el sabia más de lo común, me sentía muy tonta por no poder ayudar ya que mientras yo pensaba el ya lo había resuelto.

Note que él no me necesitaba para resolver esas cosas y me voltee a ver en la ventana, otra ves el día estaba lluvioso. En mi mente no podía dejar de recordar a Abel, quería sentirlo otra ves a mi lado pero el saber que no había envejecido en muchos años me daba miedo y me hacia cada ves hacerme a la idea de que el no era alguien normal, probablemente era un fantasma, un demonio. Pero jamás en mi vida me había topado con alguien como el.

-¿Por qué miras tanto a la ventana?- pregunto Logan sacándome de mi trance

-¿ya terminaste?-dije al mismo tiempo que volteaba a verlo

-si, voy a ir a revisarlo

Se paro y fue a revisarlo, la maestra había dicho que si terminábamos nos podíamos retirar y fue lo que hice, tome mis cosas y Sali del salón.

Primera parada, a comprar un automóvil nuevo.

Arrastrame a la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora