Capitulo 5: La realidad de un sueño

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Me encontraba en el bosque de atrás de mi casa, estaba jugando entre los árboles, con el viento dando en mi cara dejando mis cabellos bailar en el aire. Todo estaba tranquilo, cuando escuche el gemido de dolor de un animal. Eso había despertado mi instinto aventurero y me atreví a estar más dentro del bosque aun y cuando estaba más oscuro pues las grandes copas de los arboles no dejaban que la luz del sol entrara.

Camine lentamente para no toparme con algún animal grande pero lo que había encontrado era totalmente diferente, un muchacho mordiendo un animal. Me había quedado ahí, extrañamente no me asustaba semejante escena. Cuando el volteo me había puesto muy nerviosa, sus ojos eran de un hermoso carmín y su cabello estaba despeinado de un color oscuro.

-¿eres un cazador?-le pregunte al ver al animal que estaba en sus pies

-¿Por qué aun no corres?-pregunto confundido ante mi reacción de no temerle, así era, no le tenía miedo. El podía ser cualquier cosa para mí pues mi madre me contaba muchas historias de criaturas místicas incluyendo a los vampiros, decía que eran los dueños de la noche, aquellos que en la oscuridad son dueños de la sangre y dueños del miedo.

Me daba curiosidad estar cerca de él y eso hice, me acerque lentamente para observar poco a poco al pobre animal que se desangraba.

-¿eres un monstruo o algo por el estilo?-pregunte

-sí, uno de los peores-dijo para sí mismo sin voltearme a ver. Se veía triste.

-¿eres un vampiro?-le pregunte. No sé porque le había dicho eso pero esa fue la primera impresión que me había causado, mi mama me había dicho que tenían la piel muy blanca, que eran muy atractivos, que bebían sangre humana. Y era justo como lo veía.

El se acerco lentamente hacia mí, se hinco y me vio a los ojos. Me miraba con confusión y yo aun así no entendía lo que él quería que hiciera, ignore la sangre que bajaba por su barbilla y solamente vi esos ojos carmín que me tenían hipnotizada.

-¿Cuál es tu nombre?-pregunto soltando aire frio de su boca.

-Angel

-bueno Angel, no deberías estar aquí. Tus papas pueden estar buscándote-dijo con voz ausente

-¿y tu cómo te llamas?- le pregunte con una sonrisa en mi rostro

-Abel

Podía sentir que ese había sido el comienzo de todo. Me había enamorado a tan corta edad de un vampiro. Después ese recuerdo se borro de mi mente y apareció otro mucho más interesante.

Abel estaba en el jardín de mi casa, ambos estábamos acostados en el césped mirando las formas de las nubes, yo estaba muy abrazada de él. En veces cerraba los ojos para poder disfrutar mejor el momento, para poder sentir su cuerpo junto al mío y no extrañarlo tanto por las noches, que ya era una costumbre para mí.

-no estás a salvo conmigo Angel, no soy tu príncipe azul, no soy el amor de tu vida, no soy nada bueno para ti-dijo secamente-solamente soy un saco de huesos sin alma

Lo que había dicho había dado justamente en mi pequeño corazón que ilusionaba con que un día pudiéramos estar juntos como era debido. Sin querer había derramado una lagrima en mi rostro.

-no digas eso, quiero que estés conmigo por siempre-dije firmemente

Sabía que él quería lo mismo pero su cabeza iba primero que su corazón, se preocupaba demasiado por mi seguridad y eso en veces me hacia enojar pues a mí no me importaba lo que el pensara de mi, siempre procure demostrarle que lo amaba.

-y si no tuvieras alma, no me amarías tanto como lo haces todos los días-dije con una sonrisa en mi cara. El soltó una risa y se acerco para darme un beso en la frente como era de esperarse siempre.

Arrastrame a la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora