Hace séis días que estamos aquí y la rutina empieza a asfixiarme. Desayunamos, recibimos clases, comemos, nos preparan físicamente, cenamos, dormimos y otra vez.
Por las mañanas llevo a mi hermana a la "guardería" de la nave. La llaman Centro de Aprendizaje y Desarrollo Espacial Infantil, o CADEI, pero básicamente es una guardería. A los mayores de veinte que no se dedicaban a las profesiones requeridas se les asigna un trabajo mientras las estudian. Puedes trabajar en la cocina, en el comedor, limpiando y haciendo faenas pesadas en general. Faenas demasiado importantes como para dejar de hacerse, pero demasiado intrascendentes como para que se necesite salvar a personas específicamente para eso.
Sobre la situación en la tierra, sobre si tenemos algún planeta al que ir o sencillamente vamos a la deriva hasta que se nos acabe el combustible, nadie sabe nada.
Y si los que manejan todo esto lo saben, no lo dicen.
Por la comida no hay que preocuparse. Hay huertos y plantaciones dentro de la propia nave, el problema es la carne. Y el pescado. Por lo visto era demasiado caro mantener vacas y rapes para alimentar a media humanidad, y nos hemos vuelto veganos a la fuerza.
En realidad no somos ni media humanidad. Quizá un cuarto. Quizá menos.
Y eso me recuerda a todos los que he dejado atrás.
Es cómo un bucle. Mi cerebro vuelve y vuelve al mismo tema continuamente, y cualquier cosa me lo recuerda.
Ya casi he perdido la esperanza de volver a verlos, pero aunque quizá sea pura estupidez humana, una pequeña parte de mí cree que es posible. Y es que del cuarenta y ocho por ciento de políticos, intelectuales y demás que votaron que no a todo esto, a esta forma de escoger tan absolutamente injusta, sólo un treinta ha subido.
Me huele a chamusquina.
Pero la buena noticia es que el setenta por ciento está allí abajo, en algún lugar, quizá ayudando a los rebeldes.
Y quizá con la ayuda de tantos ingenieros, de tantos astronautas...
Quizá.
Jan me ayuda mucho en todo.
En todo.
Con mi hermana, con las clases, a orientarme por la Nave, que se me da fatal...
Pero sobre todo emocionalmente. Supongo que los dos estamos igual de chafados, y nos entendemos mutuamente.
Es un encanto.
Espera, acabo de llamarle encanto? Es el novio de mi mejor amiga. Y el principal motivo por el que no estoy con ella.
Pero bueno, encanto no tiene que significar forzosamente que me guste. Se le puede llamar encanto a muchas cosas. A un bebé. A un perrito.
Dios, estoy comparando a Jan con un perrito?
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La Nueva Era
RandomQué pasaría si un día anuciasen el fin del mundo por la tele? Qué harías si sólo te quedase un año y medio de vida?