(Cap 7 )

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No sabían que hacer, no tenían muchas opciones.
Hasta que ocurrió lo siguiente

Amanda: Cynthia...

Cynthia: ¿Si?-preguntó

Amanda guardó frío silencio, agarró su arma y con la cuchilla se cortó de forma poco profunda en el brazo mientras pronunció un quejido de dolor.  Cynthia se quedó atónita, no entendía lo que sucedía.

Cynthia: ¡A-Amanda! - Tartamudeo con preocupación al ver el acto de su hermana y la sangre brotando de su brazo.

Amanda, que por el dolor de su piel al ser cortada por su cuchillo, la dejó caer.

Amanda: N-necesitamos hacer-- No terminó la oración, seguido de su palabra cortada cayó de rodillas y empezó a golpear su cabeza y puños contra el suelo; la cabeza de forma suave para simplemente lastimar poco su frente, a comparación de sus nudillos, los cuales su piel separó gracias al áspero suelo con piedras que había en aquel bosque.

Cynthia: ¡A-Amanda!  ¡P-Para! - Dijo mientras intentaba hacer que parase.

Amanda: T-Tenemos que volver... -murmuró

Cynthia: ¿Que?...

Amanda: ¡TENEMOS QUE VOLVER! -Gritó en desesperación

Cynthia: ¿¡P-pero cómo?! ¡Nos atraparán!

Amanda:... Haz lo mismo que yo.- Dijo, seguido de eso, se revolcó en el suelo de tierra, y así hizo su hermana.

Así siguieron, ensuciaron y desgastaron tanto sus ropas como sus cabellos.
Amanda empezó a autoflagelarse de forma leve, solo puñetazos; a comparación de Cynthia que no necesitaba de mucho, solo quitarse sus vendajes.

Se quedaron a dormir en aquel solitario bosque después de eso. Aquella casa del chico era una solitaria, no habían casas al rededor, nadie llamaría a los bomberos si no es por el fuego que se muestre desde una casa a la distancia.

Eran al rededor de las 4:00 a.m, aún seguía siendo oscuro y el padre de las niñas había llegado a casa, que sorpresa para él el no ver a su esposa en su habitación ni a las niñas en las suyas, lo más extraño de lo que se percató fue la falta de sabanas y almohadas en la cama de su amada.  Aquel padre, aún estando cansado, fue buscando por toda su casa a su esposa, pero más importante, a sus hijas.  Pobre de aquel hombre al no encontrar a ninguna de las nombradas anteriormente.
Ya en desesperación, optó por llamar a la policía y buscar a sus hijas, y a su esposa, aunque su desesperación era mas por sus queridas hijitas, que casi nunca veía pero amaba con todo su corazón y alma.

La búsqueda fue profunda, buscaron pistas, buscaron de todo por 3 horas, y nada. No encontraron rastros.

Eran las 7:30 a.m.

Las niñas despertaron, estaban débiles, no habían comido, habían corrido mucho y tenían golpes en las piernas, no solo los de la noche anterior, también los que les había provocado la madrastra.

Con las pocas fuerzas, fueron como pudieron a su casa, aunque no todo salió como esperaban.

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⏰ Última actualización: Mar 11, 2018 ⏰

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