MI VIDA Nevra×Erika

Mi vida

-Estoy harta.

Logró articular sin gritar, ni llorar y mucho menos reclamarle. Simplemente ya no conseguía soportar más esta situación. Estaba tan cansada que no tenia ganas de seguir sufriendo ni mucho menos de aguantar su manera de ser.
El me mira tan triste ¿De verdad le dolerá tanto separarnos? Yo le ofrecí mil veces mi sangre y el se niega a tomarla, así que he soportado que se alimente de otras pero... él no sólo se alimenta, siempre se aprovecha para hacer cosas que no debería, no debería besar, abrazar ni ir a un cuarto con otras chicas. No cuando yo lo amo tanto y osa decir que me ama igual o de mayor intensidad.

-¿Que? Te lo han contado todo, amor. - Pregunta mirándome despreocupado, como el haberse enterado de sus andadas no fuera la gran cosa.

-Si... ¿Por qué la engañaste?

-Eso es mi pasado... Así que, lo único que debes saber es que nunca te haría daño. Te amo. - Se acerca a mi y acaricia mi mejilla con ternura. Yo también lo amo pero...

-¿A ella también le dijiste lo mismo? - Desvío mi mirada. Se que estoy siendo ridícula con mis miedos pero es que Nevra es alguien desconocido para mí justo después de lo que todos me han contado.

-No. Bueno, ya conoces todos mis defectos pero yo nunca la engañe fue ella sola la que se creó una ilusión.

-¿De que hablas? En todo caso, alas le debiste de haber dado. - Ya no tenía dudas, su voz firme y sus ojos suplicantes ya no me dejaban fuerzas para luchar pero seria bueno llevar esto hasta el final.

-Te han contado que he andado con esta y con aquella, con eso y con aquello pero ninguna fue por amor. Ai se ofreció a darme de comer, yo lo acepte y cuando me di cuenta, ella ya rumoraba y creí ser mi novia. Así que, cuando tome la sangre de otra y estuve con ella, yo no engañe a nada mas que a la absurda ilusión que se había hecho Ai. -Suspiro cansado. Se que se arrepentía de todo lo que había hecho en su pasado. -A la única que le dicho que la amo es a ti, Erika y no lo digo por decir... lo digo porque lo siento.

Le doy la espalda para ocultar mi sonrisa. Estoy tan contenta y a la vez me siento ridícula. ¿Por qué desconfíe de él? ¡¡Ah, maldicion!! Todo por una conversación con las chicas. Además,  yo fui la curiosa, no debí de indagar en su pasado, debí de concentrarme en su presente y en nuestro futuro. Tampoco debí de consternarme con un simple comentario de Alajea.

-Alajea; Ahora que lo recuerdo, Nevra tuvo ya una novia pero nunca la tomó encerio y al poco tiempo la engaño con otras. Espero eso no te pase a ti, Erika.

Lo dijo con una gran sonrisa sin intensión alguna de mortificarme o al menos eso creía. Pero cometí un gran error en centrarme más en sus palabras que en las de Ykhar.

-Ykhar: No le va a pasar nada de eso a Erika. - Dijo reprendiendo a la sirena. - Nevra a estado tomando pura sustitución de sangre, no se ha enredado con chicas, prueba de esto es que Ezarel ya no se queja de que Nevra este almorzandose a alguna de los miembros de su guarida y todo eso desde que empezó a salir con Erika. Se le ve el amor a flor de piel.

Sin aguantar más las lágrimas estas escapan recorriendo mis mejillas. Soy tan tonta. Desde un principio fui una completa idiota.
El se acerca a mi preocupado y toma mis hombros con cautela, siento sus manos temblar levemente, esta pensando que lloro por lo que recién me he enterado pero la verdadera razón es que soy tan patética.

- ¿Que, te vas a deshacer de mi? - Pregunta con voz temblorosa. No, yo nunca lo apartaría de mi lado. Lo amo tanto que no se que haría sin el. Sin embargo, no soy capaz de articular palabra alguna. Trato de que las palabras fluyan pero solo artículo leves exclamaciones.

-No, no digas nada, lo comprendo
¿Qué temes? ¿Qué un hombre como yo te va a hacer mucho mal?....Eso no es cierto... - Finalmente me abraza con tanta fuerza que me deja sin aliento. Cada vez se oprime más mi pecho al pensar que he desconfiado de el.

-Yo he rodado de acá para allá fui de todo y sin medida... pero te juro por el Oráculo que nunca volverás a llorar por lo que fue mi vida....

Lo interrumpo.

-Lo se, lo se. - Giro y tomó tus rostro entre mis manos - Lo siento, fui tan tonta. De verdad me arrepiento, perdóname por desconfiar de ti.

El sonríe aceptando mis disculpas y yo solo agradezco besando sus labios con pasión. Soy tan afortunada de quererlo y que me quiera.

-Te...amo...te....amo...mucho. - Dije entre besos. Enredando mi legua con la suya. Nuestras manos no se quedaron quietas y rápidamente se deshicieron de la estorbosa ropa que no nos permitía sentirnos.

-Yo también... te amo... - Dijo besando mi cuello.

Esta vez era la segunda vez que le escuchaba decir esas especiales palabras.
Me recuesta en la cama mientras continúa atendiendo mi cuello. Siento mi piel eriza deseando con todo mi ser que por fin me muerda. Lo anhelo con todo mi ser, quiero todo de él.
Y esta será nuestra primera vez juntos, nuestro primer contacto sexual donde lo deseaba, donde ya no podía esperar mas para que sea mío y yo suya.
Me estimula, besa mis hechos,  cuello y acaricia esa zona tan sensible y que esta húmeda por culpa de el. Yo le respondo con acciones similares, por lo que, cada vez que todo su miembro gime causandome placer al oírlo.

-Erika... si continuo ya no habrá marcha atrás... serás mía por toda la vida. - Enreda sus dedos con los míos y me lanza una mirada llena de pasión y ternura, algo estupendo de mirar.

-No creo que eso sea algo malo. - Apreté su mano. - No cuando tu seas solamente mío toda la vida. - Bese sus labios.

-Bien, siempre he sido tuyo... Te amo. -Susurro contra mi cuello.

Sentí como se introducía dentro de mi causandome un gran placer pero sobre todo, el causante de mi placer se había enterrado en mi cuello mientras el succiona con desespero.

Me había mordido.

Me aferro a sus hombros, el placer viene hacia mi como una gran ola que impacta en mi cuerpo. Deja mi cuello sin tener piedad con sus acometidas. Luego entierra sus colmillos en mis hombros, clavícula, manos y brazos.

-Eres... deliciosa. Delirantemente sabrosa. - Dice con voz entrecortada.

-Nevra... te amo....

No supe como responder a sus palabras. El deseo inundaba mis sentidos y el placer nublaba mi mente. Unas cuantas acometidas más de mi vampiro y llegamos juntos al clímax. Sellando así un juramento secreto que ninguno de los dos mencionó pero conocíamos perfectamente: ya nunca nod separariamos uno de otro y yo dejaría de tener ideas absurdas. Ambos nos amábamos  y era lo único que importaba.