11 | Soledad

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Canción: Lauv, Breathe.

                         ・゜✩ 。*

Capítulo 11. Soledad.

Maydelinne Hanae.

Respiro el aire fresco para que entre a mis pulmones. Mi vista viaja por todo el parque un poco desierto, son las 9 de la noche y sé que no debería de estar aquí tan tarde pero no quería quedarme dentro de ese departamento lleno de esos... hombres.

El simple hecho de saber que están tomados y hasta drogados, me asusta. Si Joan es agresivo incluso estando sobrio no quiero averiguarlo cuando este drogado.

Me dejo caer en una banca cuidadosamente, Dawson balbucea mientras apunta los árboles no muy lejos de nosotros. Acaricio su cabello que comienza a enrollarse, mamá solía tener el cabello lleno de rulos, sonrío con nostalgia.

—Puedo apostar Dawson, que donde quiera que este mamá, nos ama con todo su ser —susurro mirando las estrellas en el cielo—. Que donde se encuentre papá, nos ama igual o más de lo que nosotros hacemos. —trato de retener las lágrimas, parpadeo varias veces.

Uno no siempre mira al cielo para contemplar las estrellas, si no para hablar con personas que ya no están aquí.

Muerdo mi labio inferior, recuerdo las veces que le he gritado al cielo pensando que es uno de mis padres, sintiendo que me escuchan, gritándoles cosas realmente horribles por dejarme aquí, sin ellos. Desamparada con un pequeño y un monstro.

Un monstro que ignora mis lágrimas, que no le interesa nada más que él. Que me cría a golpes, que me toca cuando se le da la gana, que me humilla como si fuese su saco de boxeo. Hay personas que dan asco, pero Joan Rayner simplemente sobrepasa los límites, a sus 25 años es un ser despreciable, que a mi parecer merece los peores de los karmas. No solo por lo que me hace a mí, he visto como trata a las chicas que antes llevaba a casa, no merece llamarse ser humano.

Bajo a Daw cuando comienza a llorar, lo veo dar pequeños pasitos y sonrío, voy a educarte de la mejor manera, pequeño.

—¿Ya te había dicho que eres un bebé hermoso?—acaricio su mejilla regordeta—. Sí, mi amor, eres un hermoso bebé —sonrío en grande al verlo sonreír y balbucear.

—Wou, no sabía que tenías faceta de madre —acerco el cuerpecito del pequeño rápidamente al mío al escuchar la voz detrás de mí. Me quedo en la misma posición hasta que veo la figura alta de Devan frente a mí—. ¿Vas a quedarte muda?

—Te había dicho que tenía un hermano —levanto la vista a sus ojos. Se ven más oscuros gracias a la poca luz de las lámparas.

—¿Qué haces aquí? Ya es muy noche, una chica y un bebé no deberían estar en un parque solitario sin compañia a estas horas.

—No estoy sola, hay una pareja justo... —volteo hacia donde estaba la pareja con sus hijos pero ya no hay nadie—. Bueno, si estoy sola.

Lo veo asentir de reojo, Dawson no le quita la mirada de encima, acaricio levemente su cabello. Devan baja la mirada al pequeño.

—Tienes razón —lo escucho murmurar, volteo a verlo frunciendo el ceño—. Si es muy bonito —asiente levemente. Sonrío sin poder evitarlo.

—Viene de familia —digo bromeando. Mis mejillas se tornan rojas sin poder evitarlo.

—No lo dudo, sinceramente —muerdo mi labio y volteo hacia otra parte, siento mi cara arder más de lo que ya se encontraba—. Bueno, creo que deberían volver a su casa —se pone de cuclillas frente a mí y Dawson.

Respírame © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora