40 | Hasta el límite

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Canción: NF - How could you leave us.

Lloren con la canción 💔

                    ・゜✩ 。*

Capítulo 40. Hasta el límite.

Maydelinne Hanae.

Cepillo mi cabello frente al espejo. Las ojeras debajo de mis ojos me hacen ver diferente, mi piel incluso se mira más pálida. El nuevo golpe en mi mejilla se ha vuelto morado mientras que el de mi labio esta sanando pero los internos siguen ahí. Las heridas internas aun no cierran. Una de mis manos acaricia mi brazo izquierdo donde se encuentran los dedos de Joan pintados en mi piel.

¿Cuándo se va terminar este infierno?

¿Cuándo la cobardía dejara de estar presente? ¿El miedo? Estoy tan harta de esta vida, harta de mí, de no poder hablar, de tenerle miedo a un maldito infeliz que merece estar tras las rejas, que no merece vivir. ¿Cuándo tendré el coraje suficiente para escapar de él, para denunciarlo? Nada justifica su trato, absolutamente nada. Será familiar o no, no tiene el derecho de golpearme y mucho menos de tocarme como lo hace.

Estoy tan harta.

Siento que no queda nada de lo que era antes, la sonrisa que traía en mi rostro hace unos meses se ha esfumado, solo sonrío por Dawson, lo único que me queda en la vida. Elevo las comisuras de mis labios frente al espejo, duele más una risa fingida.

—¡Hanae! ¿Ya me serviste la comida?

Cierro los ojos con fuerza tomando una gran bocanada de aire, justo mi corazón hecho trizas y salgo de la habitación.

Joan se encuentra mirando la televisión en la sala, mientras mi pequeño camina para trasladar sus juguetes lejos de él. Sonrío sinceramente al acercarme y besar su regordeta mejilla. No puedo creer que ya vaya a cumplir dos años.

—Mami, mira —corre por su carrito verde que ha pintado con su crayón rojo—, lo cambie de color —sonríe contento.

Por esas pequeñas sonrisas es que yo vivo en este infierno.

—Wao, es hermoso amor…

—¿Ya me serviste, Hanae? —levanto la mirada cuando me interrumpe, mi sonrisa se borra al ver sus ojos verdes totalmente fríos puestos en mi cuerpo. Sin decir una sola palabra me alejo adentrándome a la cocina.

Mis manos tiemblan levemente. Quiero que esto termine pronto, quiero tantas cosas que se ven inalcanzables, quiero… Quiero a Devan conmigo. Quiero que me abrace y me diga…

—Solecito… Todo va estar bien.

El susurro sale de mis labios sin siquiera poder detenerlo, y como cada vez que pienso en él mi corazón se acelera. Miles de recuerdos pasan por mi mente, sus ojos azules como el cielo se incrustan en mi corazón dolorosamente.

Con mucho esfuerzo comienzo a servirle a Joan, mis manos tiemblan y es difícil lograr mi cometido. Sé que necesito calmarme, que no necesito un ataque de ansiedad ahora mismo. Pero el saber que nunca podría salir de aquí, que Devan ya no va quererme, que le daré asco, puede mucho conmigo.

No quiero esos malditos pensamientos destructivos en mi cabeza.

Quisiera poder respirar el aire fresco y no seguirme ahogando con este aire tóxico.

Llevo el plato hacia la mesa, antes de volver a la cocina los gritos de Joan llena la casa, frunzo el ceño y mis pies me llevan rápidamente hacia la sala, el llanto de mi niño acompaña los gritos del monstruo. Los segundos pasan en cámara lenta, veo una mano elevarse y el aire abandona mi cuerpo.

Respírame © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora