29 | Amor incondicional

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Canción: Ember Island - Love deserved.

Me gustaria saber de donde me leen ♥        

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Capítulo 29. Amor incondicional.

Maydelinne Hanae.

Acaricio uno de los cardenales de mi muñeca derecha que se encuentra oculto gracias a las pulseras.

Envuelvo un brazo en el cuerpecito de Daw y lo atraigo hasta sentarlo en mis muslos. Veo como juega con su peluche, cada vez lo veo más grande, aunque tenga un añito lo veo más grande. Y eso puede conmigo. No quiero que Dawson crezca, tal vez es un poco egoísta de mi parte. Pero siendo chiquito no pone atención más que en sus juguetes, no pone atención al maltrato.

El día de ayer tuve una plática con Michelle y Steffanie, luego de la media hora que estuve encerrada en el departamento con Joan, querían saber porque nunca les hable de él y porque se portaba así conmigo.

Al principio no sabía a qué venia su pregunta de ¿Por qué se portaba así conmigo? Pero ellas vieron algo que yo solo sentí, cuando puso su mano en mi cintura, no lo hizo de buena forma y era lo que ellas querían saber. No me encontraba estable para poder confesarles tal cosa. Era mi secreto y aunque quería gritarlo, debía callarlo hasta que llegase la oportunidad adecuada.

Hoy que era sábado en la mañana me encontraba en la casa de Devan. Había ido a buscarnos muy temprano. Al principio me asuste, iba de salida porque no quería estar un segundo más en esas 4 paredes, pero el encontrarlo fuera de mi puerta dispuesto a tocar me acelero el corazón. Joan se encontraba dormido a unos cuantos pasos de ahí, no quería que se despertara ni mucho menos que mirase a Devan.

—Ma, ma —la carita de Dawson se gira hacia atrás para poder verme, sonrío levemente al enfocar sus ojitos verdes y sus mejillas rojas.

—¿Qué pasa, mi amor? —acaricio su cabello con ternura. Sus ojitos se van cerrando al sentir las caricias. Dejo de hacerlas y abre los ojos rápidamente.

—Ma, ma —apunta el piso para que lo baje, ahora que sabe caminar lo único que quiere es estar en el suelo.

Lo bajo con cuidado de que no caiga, sus manitas se aferran a la sabana y me mira con sus ojitos verdes, sus largas pestañas hacen que se vea más tierno todavía. Lentamente y aun con poco de miedo se da la vuelta, da pequeños pasitos hacia un sofá no muy cerca de la cama.

Suelto una risita emocionada al verlo balbucear como si me estuviera diciendo «Lo hice mami, ¿lo viste? Lo hice». Encantado con su nuevo descubrimiento de poder ir a donde él quiera, dirijo mi mirada a Devan que se encuentra acostado justo detrás de mí solo con un pantalón de chándal. Su abdomen se encuentra al descubierto y me es inevitable decir que no me he quedado más de la cuenta viendo su cuerpo trabajado.

Me encuentro con sus ojos azules que me miran en silencio, me acerco más aun sentada en la cama, su abdomen se tensa cuando coloco una mano sobre este, nunca había visto el abdomen tan trabajado de un hombre. Había visto algunas fotos que me mostraban Michelle o Steffi, pero nunca uno en carne y hueso. Y es que la vez que casi hacemos el amor, no alcance a reparar en su cuerpo. Recuerdo haber pasado mis manos por lugares que yo nunca había tocado.

Y tal vez fue el momento o el nerviosismo, quizá ambos.

No caía en cuenta de que yo había tocado el torso de Devan. Y se sentía igual que antes, su piel se hallaba caliente, los músculos eran duros, cada cuadrito que tenía lo simulaba a una tableta de chocolate. Nunca antes había pensado en eso, nunca antes me imagine a una yo tocando alguna parte de un chico.

Respírame © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora