«𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑟𝑡𝑒 𝑎 𝑣𝑒𝑟»

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No crean que tuvieron Déjà vú, parte de esto ya lo leyeron, en el prólogo.

Las partes de historia que tengan el «» son las narradas.

Eleven miraba la última carta que tenía en la mano con un poco de pesar, mientras veía pasar por su mente recuerdos de lo alguna vez fue su relación con Mike.

Involuntariamente, se arrastró por la pared hasta el suelo como en una típica escena cliché de una película cliché. Algunas lágrimas de nostalgia e incluso tal vez alegría rodaron por sus ojos, recordando todo con cariño y añoro, pero incluso cuando lo extrañaba en ocasiones, estaba clara de que estaba mejor así y no lo quería específicamente de vuelta. Las heridas habían empezado a sanar, iba paso a paso, día por día. Ya eran muy pocas las ocasiones en las que verdaderamente pensaba en él como solía hacerlo o en que lo extrañaba.

Había logrado sobrellevar ese dolor intermitente por tres meses, y poco a poco iba disminuyendo, hasta que, ella sabía, no estaría más allí, y por fin sería libre, por fin estaría completamente feliz.

Sin embargo, siempre le molestó el hecho de no recibir nada de Mike. No había nada con respecto a él... Ni una carta, un saludo, una señal, una respuesta, nada.

Varias veces intentaba usar su visión al día para saber que hacía, y jamás veía que Mike hablase de ella a alguien, jamás.

Hasta que decidió dejar de hacerlo, y seguir adelante. De a poco se armó de valor para ir olvidándolo por completo y sacarlo de su vida de una manera saludable, porque eso se merecía después de la felicidad que alguna vez le brindó.

—¿Ya está la carta? —se escuchó la voz de Will del otro lado. Eleven se limitó a levantarse, tomar la carta, y pasársela a Will por debajo de la puerta. Tomo un suspiro y se levantó. Definitivamente estaba decidida.

De igual forma era bastante difícil. Eleven había superado a Mike, sí, podía tener recuerdos y estar completamente bien recordándolos, tan solo teniendo una sonrisa en sus labios. El asunto era que Eleven era bastante nostálgica, y aún tenía una pizca de esperanza de que todos esos años juntos no se hubiesen perdido y quedaran aunque fuese como amigos.

Aunque no sabría qué hacer si llegaba a verle, no sabría cómo reaccionar. O al menos, eso pensaba.

Pero el hecho de irse a Maine podría implicar empezar de cero. Empezar una vida sin Mike, Brenner, Benny... Costase lo que costase.

Pero, claro, estaba eso de que no quería perder a sus amigos.

Y aunque era casi imposible que se fuesen a quedar a vivir, Eleven tenía miedo. Solo pedía regresar después de un tiempo. Después de un largo largo tiempo.

«...»

Michael Wheeler había intentado avanzar desde que terminó con su novia, pero le era casi imposible.

Al ver que la chica le escribía cartas, quería rechazarlas para poder sacarla de su mente completamente, pero cuando empezaron a llegar varias seguidas, sabía que sacarla de su cabeza no sería tan sencillo como parecía.

Se limitó a leer las cartas, pero jamás a contestarlas, debido a que ambos estaban decididos a olvidarse del otro y él no iba a arruinar la fluidez del proceso.

Sin embargo, al ver el cambio de Eleven, le dolía cada vez más recibir cartas. Le dolía ver que ella había podido avanzar y él no.

Casualmente, días después de la ruptura que tuvo con su novia, le asignaron un trabajo a dúo con Bailee, una compañera que se había cruzado una vez en las afueras de la escuela y a quien había conocido porque unos libros se le habían caído.

𝐂𝐚𝐣𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐑𝐞𝐜𝐮𝐞𝐫𝐝𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora