𝑡𝑜𝑑𝑜 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑚𝑖́

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30 de Marzo de 1987.

Hola, El.

Han pasado 15 días desde que te fuiste... 15 días y verdaderamente siento esto como una tortura.

Espero te esté yendo muy bien. Me encantaría recibir noticias tuyas, pero ni siquiera sé si las cartas te están llegando.

Puede que te preguntes por qué te extraño si de igual forma no nos veíamos, no nos hablábamos... Te extraño porque sé que tuve la oportunidad de tenerte, pero me dejé llevar por mi inmadurez y mi orgullo y no lo hice.

Te extraño, cuando ya te dejé ir.

Recuerdo todos esos momentos en los que no queríamos separarnos, no sé si lo recuerdes. Mucha veces yo salía de vacaciones con mi familia y tu familia no lo hacía.

Era bastante difícil pasar semanas enteras sin ti, tan solo teniendo tus cartas. Recuerdo que la primera vez que recibí una de tus cartas leí como 10 veces el remitente, hasta que Nancy la abrió por mí.

Recuerdo tu caligrafía desastrosa en ese momento, era terrible. Contaste que Will te había ayudado a escribir todo y que ya estaba fastidiado de tanta cursilería. Y a pesar de que me "burlo" de tu caligrafía, fuiste muy inteligente al agarrarle el hilo a las cosas tan rápido. Supiste escribir y leer de lleno, muy rápido. Ahora, lees mucho más rápido que yo.

Hopper jamás podía sacarlos a ustedes de vacaciones debido a que su trabajo se lo impedía, o a veces el cansancio, o la falta de dinero. Papá odiaba Hawkins así que simplemente quería sacarnos más seguido, y a mamá le gustaba respirar aire fresco y nuevo a cada segundo y nosotros solo hacíamos lo que ella decía.

En cambio, a Nancy y a mí nos daba igual. Claro, está eso de que lo disfrutábamos mucho cuando nos dábamos cuenta de lo maravilloso que era el paisaje, los alrededores, todo... Los tours que papá pagaba siempre eran los mejores y lo único que hacíamos era divertirnos, al menos yo.

Siempre nos comunicábamos por cartas. Tomamos la costumbre al darnos cuenta de que no había más remedio que ese. El teléfono de tu casa no lo podíamos usar ni para llamar ni para recibir llamadas, y en los hoteles era muy difícil encontrar un teléfono de casa.

Con el tiempo, fuiste escribiendo mucho mejor y era mucho más sencillo entenderte. A pesar de lo que todos dijeran, yo seguía (y sigo) amando tu escritura.

Siempre te respondía las cartas al leerlas, nada más me llegaban. Hablábamos día por medio mediante una carta medianamente larga y era mucho más sencillo responderte cuando me decías cosas tan bonitas y a mí me pasaban cosas tan geniales.

Aún tengo todas las cartas almacenadas. Todas.

Recuerdo que cuando yo iba a leer tu carta, tenía que ser en la noche. Siempre que iba a hacerlo, alguien se acercaba a interrumpirme. A veces era Nancy preguntando que qué hacía en vez de ayudar, otras veces era Holly, pidiéndome que jugara con ella. A veces era papá diciendo que dejara las bobadas y otras veces era mamá, diciéndome que hiciera tarea al llegar a casa.

Siempre fuiste mi prioridad, espero que te hayas dado cuenta de eso. Siempre hacía lo que sea para estar contigo, incluso una vez estuve a punto de arrastrarte conmigo a una vacaciones, pero a último momento, Hopper dijo que no.

Creo que uno de mis sueños siempre fue ese, que tú y yo pasásemos unas vacaciones juntos, pero jamás pudo llegar a darse y lo lamento mucho. Ojalá en el futuro pasase.

La verdad es que recuerdo que Nancy cuando me miraba escribir las cartas, solía suspirar mientras sonreía con ternura. Me decía que era bonito verme tan enamorado y que le encantaba que ese amor fuese correspondido.

Siempre que nos despedíamos cuando yo me iba, tú me dabas algo tuyo y yo te daba algo mío. Así, al volver, podríamos tenerlo como un paso más que había dado nuestra relación, un paso más por el cual avanzó. Otro paso que superó.

Era bonito que, al yo llegar, intercambiásemos las cosas que nos habíamos dado, para luego darnos un abrazo. Tal vez para otros sea insignificante, o incluso tonto, pero para mí era importantísimo. Siempre cuidaba ese objeto que me habías dado con mi vida, como simbolizando nuestra relación que siempre estuvo en mis prioridades y me alegraba escuchar que tú habías hecho lo mismo.

Yo siempre te daba algo que había significado mucho para mí en el pasado, como uno de mis juguetes favoritos o algo así. Tú tendías a darme tus pulseras o alguna prenda tuya que te gustase. Una vez me diste tu primer juguete de valor sentimental y yo me impresioné mucho.

Pero nunca importó verdaderamente el valor de esos juguetes de plástico o esas pulseras de varios colores, solo importaba el valor de nuestra relación, como nosotros nos queríamos el uno al otro, como nos apoyábamos incondicionalmente, como estábamos el uno para el otro a pesar de todo. Y creo que eso era lo mejor de nuestra relación, que no importaban las probabilidades, nosotros seguíamos ahí.

Y yo siempre seguiré aquí. Siempre serás todo para mí. Te amo y espero que algún día el sentimiento sea recíproco de nuevo.

Atentamente,

Mike.

𝐂𝐚𝐣𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐑𝐞𝐜𝐮𝐞𝐫𝐝𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora