¿Puedes ver ésa vieja banca en aquella entrada al paraíso? Ahí estaba ella, tan solitaria.
"Ve a hablarle" ¿Conciencia? No lo creo, sólo era mi abuela.
Negué, negué repetidas veces porque, ¿qué le diría? "Hola, ¿cómo estás? Lindo día, ¿no crees?" Muy cliché.
"Vamos, ve a hablarle" Mis pasos avanzaron con una tranquilidad pulcra. Estaba flotando. Diez segundos de valentía, sólo te pido diez segundos.
"Un, dos, tres." Escuché su voz.
"Cuatro, cinco, seis" Vi sus ojos y me enamoré.
"Siete, ocho, nueve..." Un pañuelo decoraba su cabeza y estaba conectada a una especie de tubo. Quise morir.
"Diez." Estaba decidido, iba a transformar su mundo acromático en uno cromático. Después de todo, ella era mi chica cromática.
"Amor, amor, mi cielo, mi vida" Recuerdo que sus ojos se escondían formando una línea fina y sus margaritas, sus preciosas margaritas me resultaban unas maravillas.
Sabía que podrías fingir sonrisas pero tus ojos, tus ojos nunca iban a mentirme. Sabía que cada día te me ibas pero eso no me impidió seguir amándote.
Cada día lloraba en silencio porque, Dios, te amaba, no sabes cuánto te amaba.
Me enamoraba de ti cada vez que escuchaba una carcajada tuya, me enamoraba de ti cada vez que nos mirábamos sin soltar palabras.
Me enamoré.
Me enamoré de ti, mi dulce chica cromática.
Me hiciste estallar en colores desde la primera mirada hasta nuestro último adiós.
Y aquí estoy, amándote porque aunque suene lo más masoquista posible, sigo amándote en todas mis vidas.
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Desnudista.
RandomUn chico aparentemente loco que intenta expresarse escribiendo algunas estrofas.