Desnudista.

Carta a un alguien.

Te amé, y no sabes cómo duele el arrepentimiento. La culpa la cargó al saber que ya no soy el dueño de tus besos, suspiros y sueños.

Esperé tu mensaje con ansía para saber si habría otra oportunidad, cuando no fue así. Te mostré parte de mi alma que te di una explicación con el fin de no perderte pero te me fuiste como una colosal ráfaga de viento; sentí la tempestad bañar mi rostro durante unos días.

Tuve miedo de decirte la verdad absoluta, tan malditamente fuerte me clava como un cuchillo que perpetúa hasta el fondo, me quita el aliento y las ganas de amar. Quería amarte, pero mi huella que dejaron fue más potente que pensar en tu mano agarrada con la mía y una noche de besos tiernos, así que te alejé.

Te alejé con palabras horribles y devastadoras que no merecían cabida en mi boca, con una impotencia tremenda de que tú ibas a ser igual, estaba tan ciego que eso me absorbió y carcomió hasta mi médula.

Con el paso del tiempo te olvidé, los brotes los arranqué, pero todavía hay uno que se preocupa por ti, ojalá puedas encontrar el sentido de la vida y no te hundas en aquéllos pensamientos devastadores sobre lo que te envuelve.

Aquí me despido con el fin de arrancar el último brote.