Iwaizumi

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- Entonces tu eras- el pelinegro pronuncio con calma y las manos guardadas en sus bolsillos de sus pantalones, el ambiente era tenso.
- Sí, ahora puedes darte la vuelta y dejarme sólo- el castaño estaba aguantado los lágrimas, su corazón iba hacerse añicos si su mejor amigo lo hiciera, más sin embargo ese momento no llegó, el pelinegro se acerco más al castaño que al retroceder se topo con una pared, fue cuando un susurro lo saco de sus pensamientos.
- Después de lo que me has escrito, no puedo dejar de pensar ¿Por qué?- esa pregunta fue respondida por un silencio de algunos minutos.
- Mira, se que es malo que te quiera, no pude evitarlo, pero quiero estar solo- su voz sonaba aguada, reprimida.
- No es malo que me quieras pero, es difícil, yo también te quiero, podríamos intentarlo- esas palabras dejaron sorprendido al de ojos de chocolate, sin dudarlo se lanzo a los brazos del pelinegro.
- Iwaizumi Hajime, ¿Te gustaría ser pareja de este poeta?- las lágrimas antes reprimidas salieron libremente, sus sentimientos eran correspondidos.
- Si, solo te pido una cosa- aquellas palabras dejaron en duda hasta que siguio hablando -Podrías seguir haciendo dedicatorias hacia mí- las mejillas del moreno se tiñeron de carmesí, estaba avergonzado de las dedicatorias, pero aún así seguia comprando y guardado esas hojas que eran para él.
- Claro Iwa~chan- su voz volvió a la normalidad, esa voz que era una mezcla seria e infantil.
- Entonces te puedo besar- ahora el castaño tenía las mejillas ardiendo pero asintio.
Hajime acerco su rostro al de Tooru, y deposito un beso tierno en los labios del castaño, al separarse notaron una presencia cercana a ellos.
- Que lindos, Makki ellos son el uno para el otro- dijo Mattsukawa.
- Y yo que aposte de Iwa se lo iba a pedir- puso una mano en su tabique.
- Ahora paga- extendio su palma. -Perdiste la apuesta- el otro saco su billetera y dio el dinero que acordaron.

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