Capítulo 4.

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*Jisa*

Estaba sentada el frío suelo de baldosas blancas, mirando aquellos sobre amarillentos que había encontrado, escondidos en una caja de metal tras el lavabo.

En todas los sobres ponía Diane.

Me quedé congelada. Yo sabía quién era Diane. Ella era una chica que, dos años atrás, en su último curso, se sucidó.

¿Por qué Step le escribía cartas a esa chica?¿Es que estaba enamorado de ella?

Los celos me invadieron, pero, entonces, recordé que Diane tenía un hermano. ¿Step era su hermano?

Recordé la mirada gris de Diane. Había hablado con ella bastante, ya que había tenido una relación con mi hermano.

Su mirada gris era igual que la de Step, del mismo tono del hielo, pero sin tener nada de gélido. La diferencia era que los de Diane tenían un brillo alegre característico, sin embargo, los de Step, tenían un brillo quebrado.

Al escuchar el sonido de algo quebrándose contra el suelo, pensé que era mi corazón, pero no. Era un sonido real, demasiado vívido para ser producto de mi imaginación.

Agarré las cartas y salí de la habitación, con la cara enrojecida por el llanto.

Step se veía afectado, enojado. Me miró, mientras que yo miré a la taza, rota junto a él, y sonreí. Sonreí con aquella sonrisa demente y extraña mía.

-Como esa taza, estás roto, Step. Estás tan roto como yo.

Él me miró.

-¿Qué?No.¡No!

-Entonces, ¿por qué le escribes cartas a tu difunta hermana?-dije agitando los sobres amarillentos.

Step me miraba, congelado.

Caminé hacia él y lo rodeé con mi brazos.

Él era alto, me sacaba una cabeza. También era muy delgado, pero eso lo hacía...lindo.

Tardó unos segundos, pero me devolvió el abrazo. Me acurruqué en su pecho.

-Jisa.

-¿Qué?

-No te vayas. Ya sé que pensarás que estoy loco por escribirle a mi hermana, pero no te vayas, por favor. Te quiero. No me dejes -suplicó.

Sonreí ligeramente. Step me necesitaba. Él me necesitaba.

-Steppy -intenté reprimir el llanto, pero unas lágrimas rebeldes se consiguieron deslizar por mis mejillas-. No me iré.

Levanté la mirada y vi sus ojos del color del hielo, con aquel brillo quebrado. Él sonreía.

Tenía las mangas de su jersey levantadas, por lo que pude ver...las cicatrices. Step se dio cuenta de que había reparado en esas cicatrices, finas, moradas, casi invisibles para todos. Pero no para mí.

Se bajó rápidamente la manga y se apartó de mí.

-Step...

Él me daba la espalda.

-Debes pensar que estoy jodidamente loco - sonaba roto.

*Step*

Oh, mierda, ahora Jisa sabía aquella horrible parte de mi historia.

Retorcía y doblaba mis dedos, esperando a que ella saliera corriendo de allí.

Sin embargo, Jisa me rodeó por detrás con sus delgados brazos, ahora desnudos.

Su piel era pálida y suave. Era tan blanca como la nieve.

Acaricié su suave piel, lo que hizo que ella temblara.

-Steppy -Su voz era aguda y dulce-. No pienso que estés loco, jamás pensaría eso.

Sonreí. Ella me hacía tan feliz que era indescriptible.

-Entonces, ¿no te irás?

Ella, aún detrás mía, acarició mi torso.

-No me iré. Estaré aquí, siempre. Pase lo que pase.

Jisa se puso de puntillas y dio un pequeño beso en la parte superior de mi espalda, entre los omoplatos, lo que hizo que temblara ligeramente.

¿Cómo diablos conseguía esta chica hacerme sentir tantas cosas a la vez?

Pink hair, dark soul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora