6.- Aquel día fatídico de septiembre: Dueles.

639 58 96
                                    

—Ki... Killua... Estaba pensando... Hay una tormenta y yo... ¿Po-podría dormir aquí esta noche? ¡Solo será hoy, nada más! —Nervioso, con los ojos clavados en el suelo de madera marrón y haciendo un juego con las manos, Gon estaba de pie frente a la puerta que daba paso a la habitación que anteriormente compartía con Killua. Por su parte, este le miró como hace pocos días empezó a hacerlo: De manera fría y sin interés.
El albino dejó pasar al azabache, quien muy feliz fue a recostarse sobre la suave cama que tanto adoraba compartir con su amor.

“Cuando estabas junto a mi 
Nuestra luz era celestial 
Que más podía pedir 
Encontré la felicidad...”

Sin embargo, después de unos pocos minutos de esperar a que el peso de Killua hundiera el colchón, nada ocurrió.
Con la mirada decaída, Gon regresó a ver a la puerta, ahí Killua permanecía de pie y con los ojos cerrados.

—N... ¿No vas a acostarte? —Temeroso, cuestionó una vez más. Aguantó las ganas de lagrimear al momento de ver al peliblanco negar de manera instantánea.

—Me quedaré aquí hasta que te duermas, una vez así me iré al sillón de la sala. —Dijo con gravedad sin abrir los ojos todavía.

—Oh... Yo... Entiendo. —Tartamudeó aguantando las ganas de echarse a llorar frente a él. Esperó a darle la espalda y cubrirse por completo con las sábanas para poder liberar todo el dolor que sentía. ¿Por qué le hería el comportamiento de Killua, si él era el culpable de todo?

“Sin aviso 
Nuestro paraíso nos dejó
Y ahora tu recuerdo 
Me hace sombra al corazón...”

El albino por su parte separó ambos párpados para dejar que sus globos oculares observaran el panorama. Le dolía el pecho al ver a Gon de esa forma, triste y decaído... Sin embargo, el orgullo le ganaba, su dolor propio era más fuerte que el de su adverso, según él.

Y quizá tenía razón... Pero no era todo como parecía.

“Hoy se cumple un mes 
Que ya no me ves, te fuiste nada más 
Quisiste renunciar a quererme 
Y como dueles...”

~∆Cuatro semanas antes∆~>>>

El ambiente era perfecto y agradable, el viento entraba y salía como daba su capricho por las ventanas abiertas de aquella cómoda y confortable casa. Las paredes salmón y uno que otro retoque floral le daban un tono bastante alegre; en la cocina, el olor a curry se podía apreciar dulcemente al igual que el suave perfume de un entretenido azabache, quien con esmero movía la cuchara entre la olla llena del líquido naranja.

Gon tenía bastante tiempo libre después de haber tomado unas vacaciones en su trabajo como cazador (haciendo referencia a las personas que atrapan animales para hacer diversos estudios antes de liberarlos) así que decidió que comenzaría a atender mejor su hogar, a Hitoshi y Tooru (Un perrito y un gatito) y finalmente a su novio.

—¡Estoy en casa! —Un animado albino abrió la puerta de entrada con rapidez y así cerrarla tras él. De la misma forma se acercó velozmente a la cocina para rodear con un fuerte abrazo al piel canela y proseguir a besarle los labios.

—¡Bienvenido! —Respondió Gon sonriendo a su contrario.— Te vez muy feliz, Killua. ¿Pasó algo interesante?

—Oh, solo fue un buen día en el trabajo, ya casi damos con la incógnita del caso. —Entoces Hito llegó corriendo a la cocina para recibir a su dueño, quizá Tooru era demasiado flojo como para dejar su cesta de dormir.—¡Hola Hito!

Versos De Chocolate. [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora