12.- Juego del Hilo Rojo: Accidentally in love. (II)

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En una sofisticada cafetería con adornos y diseños florales, el joven albino disfrutaba de una malteada de chocolate muy bien preparada; estaba esperando con ansias al objeto de sus pensamientos: El moreno divertido y amigable que hasta ahora se había convertido en su mejor amigo. Sus mejillas manchadas de un tenue salmón delataban su nerviosismo... Porque, bueno... ¿Quién no estaría en esa posición?.

Su mejor amigo, el chico que le gustaba, le había invitado a un 'cita'. Y era claro como el agua que no iba en plan de amistad.

"Después de haberlo perseguido tras su huida, el chico encontró a Gon agachado en un árbol. Tenían que hablar seriamente.

-Una cita... -Farfulló para sí mismo aún sin poder creérsela, pero de todas formas, algo no encajaba.

Y era la inocencia de su amigo.

¿Qué tal que si solo le estaba invitando a salir como siempre?

No... No podría ser.
Nunca había utilizado esas letras como nexo a su amistad.

-Sí... Killua... ¡P-Pero está bien si no quieres, lo entiendo! -El ojimiel se apresuró a negar con las manos, lo que menos deseaba era a un Zoldyck incómodo flanqueando sus narices.

-Hablas... ¿De una cita de amigos...? ¿O...? -Se detuvo. Tenía miedo a continuar y ser respondido con un cruel "¡Obviamente! ¿En qué estabas pensando?". Sin embargo, ocurrió todo lo contrario.

-No... Killua... Yo... -Estaba añadiendo demasiado silencio a su frase, pero es que no podía con los nervios.- Quiero tener una cita contigo... Como... Bueno... Como...

-¿Las personas enamoradas? -Le cuestionó con el corazón a mil por hora. Se mordió los labios con pocas ganas, decir eso le había descolocado más a él que al mismo Gon.

-... Sí... Como ellas. -Sus ojos se estaban cristalizando por la vergüenza y emoción del momento. Tenía miedo, mucho miedo de la reacción de Killua. No deseaba arruinar su amistad por nada del mundo, pero ya casi se cumplía la fecha límite para pedir la cita y se vió obligado a hacerlo. Su cuerpo comenzó a temblar, y los resuellos en su garganta se hicieron presentes también.- No... No quiero dejar de ser tu amigo, Killua, así que solo dime un sí... O un no, después de ello... Dejemos el tema en paz. Por favor.

Estaba sollozando. Al de piel lechosa no pudo darle un ataque de ternura tan grande como ese que sufría, pero de igual manera se sentía cohibido, no le gustaba ver a su amigo llorar y menos si era por su culpa. Así, le atrapó en sus brazos y se apresuró a acariciar su cabello.

-No pasa nada, Gon. No hablaremos de esto hasta estar en la cita.

-¿Entonces... Sí quieres?

-Sí quiero."

Se acomodó delicadamente las mangas dobladas de su camisa para mejor presentación, pues no quería parecer un vago en la primera cita que tendría con su mejor amigo.

Gon corría como alma que era perseguida por el diablo, se le había hecho tarde debido a que se quedó ayudando a su amiga Retz en unas dudas sobre literatura; la chica no quería dejarlo ir alegando que no había terminado de comprender nada, sin embargo, el compromiso del azabache era más importante que su pequeño capricho.

-¡Ah! ¡Killua va a matarme! -Se dijo a sí mismo en voz alta, su respiración estaba agitada como cuando alguien se ha llevado un susto de muerte, y su frente comenzaba a parecer hoja de maguey cubierta por el rocío de la madrugada.

Versos De Chocolate. [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora