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Advertencia

Contenido sexual, es responsabilidad tuya si continúas leyendo, sin más, me retiro y te deseo que disfrutes de esta historia, gracias.

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Sus pies y sus manos se encontraban atadas fuertemente con un lazo negro a cada extremo de la cama dejándola expuesta, sin ropa, frente a el.

Park Jimin, el chico que albergo sus sueños y sus pesadillas diarias, quien la vio sufrir y llorar, y que ahora, la tenia a su disposicion, desnuda y abierta hacia el. Yoo-saeng podía ver con claridad los ojos de Jimin que recorrían una y otra vez su cuerpo alimentándose de la vista y el deseo de poder tocarla y sentirla debajo de el, apretando su alrededor con fuerza.

Yoo-saeng no podía dejar de mirarlo mientras que se retiraba cada prenda de su cuerpo dejando, principalmente, expuesto un torso con los abdominales marcados, su piel blanca se veía lista para que ella lo tocara, si es que en algún momento se dignaba en soltarla.

Cuando Jimin soltó el cinturón y quitó su pantalón, dejo al descubierto un boxer negro que ajustaba sus piernas, su paquete y su firme trasero, era solo una tela que cubría el gran bulto formado que por lo que veía necesitaba salir con urgencia.

En algún momento, el cuerpo de Jimin quedo sobre el suyo comenzando a moverse lento, restregandose contra ella con cierta tranquilidad y apuro a la vez. Sus caderas se encontraban con las suyas en cada movimiento haciéndola jadear, sudar y chillar.
Yoo-saeng se movía contra el, agarrándose para encontrar la presión de su sexo contra el de ella.

Jimin comenzó a moverse más rapido, con urgencia de encontrar el tan esperado orgasmo, apoyándose con una mano y con la otra disponible, tocó uno de los pechos de Yoo-saeng amazandolo con fuerza, apretando sus pezones haciéndola soltar chillidos insoportables para cualquiera.

La estaba torturando y el lo disfrutaba.

Sus ojos destellaban fuego sobre los de ella, recorriendo cada parte de su piel sin perderse ningún detalle tratando de grabarla en su memoria.

Unos movimientos despues, Jimin se vino manchando la tela de su ropa interior y un poco la piel de Yoo-saeng, quien no había podido culminar como el. Pero quería volver a sentirlo, quería tenerlo dentro de ella cavando desde el inicio hasta el final, llegando profundo y duro.

Agitados, se miraron a los ojos con lujuria, cada uno pudo notar a su manera el deseo que se tenian, la urgencia de fundirse entre la sabanas de la cama y revolcarse por horas en ellas uniéndose en uno solo.

Así que sin mas, Jimin retiro su boxer y del cajón de la derecha, sacó un preservatillo, rasgandolo con los dientes lo abrió y se lo coloco. Yoo-saeng seguía sus movimientos, le incitaba lamer su larga polla hasta hacerlo correr en su boca y tragar toda su esencia.

Jimin se posicionó entre sus piernas abriéndose espacio para una mejor posición y con un movimiento brusco, se introdujo en ella.
Gimieron ante la sensación, Jimin por lo caliente y húmedo que era su coño, y Yoo-saeng por lo largo y grueso que era su polla.

Sus caderas se movieron al mismo tiempo, encontrando su punto y manteniendolo así para su mayor satisfacción, el sudor corria por su cuerpo acumulandose en todos lados, sus pechos se rozaban con fuerza erizandoles la piel y sus miradas nunca perdieron conexión. Disfrutaban del momento, de lo que ambos habían estado esperando desde hace tiempo.

Uno, dos y tres embestidas, y llegaron a su punto final, su orgasmo.

—¡Jimin, Ah!

Yoo-saeng, gimió y se arqueó hacia el. Jimin se detuvo derramando todo en el condón, mientras sentía el pecho de ella contra el suyo con mucha fuerza.

Cayeron rendidos, sudados y satisfechos. Lo unico que se escuchaba eran sus respiraciones agitadas y los pequeños jadeos que salían de sus bocas.

Después de tanto tiempo de observarse el uno al otro, de anhelarse por tanto tiempo al fin estaban juntos.

Fue su primera vez juntos, Yoo-saeng ansiaba decir que hicieron el amor pero solo había deseo, fue sexo. Pero no se arrepentia, solo lo quería el, para ella, para sufrir juntos y para provocarse dolor.

Blood, Sweat and TearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora