2

426 45 0
                                    


Tiempo atrás...

A los doce años Yoo-saeng conoció a su padrastro, un hombre tranquilo y amable, el les ofrecía a su madre y a ella la vida que siempre soñaron por lo que no dudaron en seguirlo.

Fue un espantoso error.

Cada noche Yoo-saeng se protegía de aquel hombre en el pequeño hueco del armario mientras escuchaba como su madre lloraba y gritaba por piedad que nunca recibió.

Meses despues, su madre falleció de traumatismo craneoencefálico provocado por un fuerte golpe en la cabeza que la dejo en shock y finalmente, despues de varios minutos de agonía, murió.

No hubo un digno entierro ni una adecuada despedida, fue como desechar el pez muerto que flotaba en la pecera al inodoro y ver como giraba en el agua sucia para después desaparecer y llegar a algún lugar del drenaje, por que fue algo asi, no hubo mucha diferencia.

No fue que a la semana comenzó el verdadero problema.

Su padrastro entraba en su habitación ebrio y muy raras veces sobrio, la tocaba sin vergüenza alguna mientras ella lloraba y suplicaba por que la dejase en paz.

Trato de huir muchas veces, cada vez que lo intentaba terminaba herida, rota, sola y vacía. Con el tiempo y los golpes dejo de intentarlo, se rindió contra la vida, contra el y su infelicidad, se entrego al dolor y no le importo.

A sus quince años le arrebató todo, le quito lo que toda mujer añora, su virginidad.

La dejo envuelta en su propia sangre, sus lagrimas y su dolor como un objeto sin importancia

Y aun así Yoo-saeng se acostumbro, dejó de darle importancia cada vez que la tocaba, y fue ahí cuando soño por primera vez con el.

De alguna manera logró calmarla, le tranquilizaba verlo; saber que el estaba ahi, en sus sueños y en sus pesadillas, mirándola desde lejos sin perderse ningún detalle.

Pero no podía evitar alterarse cada vez que el desaparecía y despertaba agitada, rogando por que el apareciese y aunque aveces podía escuchar su suave voz susurrandole al oído que el estaba ahi, con ella.

Yoo-saeng ya no estaba conforme con eso, quería tocarlo pero no podía.

Era una tortura, una tortura tentadora.

Actualidad.

Yoo-saeng descansaba tranquilamente en su cama, su padrastro no estaba en casa y le tranquilizaba, porque podía descansar sin dolor.

Por primera vez, no soñó. Tuvo una extraña paz, tranquila pero extraña, relajadora pero inquietante y por mas que quisiese y luchase por abrir sus ojos le era imposible.

Y aun mas extraño fue sentir una suave caricia en la mejilla, podía sentir como un pulgar trazaba pequeños círculos en ella y una tranquila respiración chocaba contra sus labios, incluso sabia que la miraba a detalle, con interés y con deseo.

Sabia quien era, podia reconocer su
intensa mirada en donde estuviera y fue un motivo por el que quiso despertar, quiera tocarlo también.

No Yoo-saeng, descansa, aquí estaré.

Blood, Sweat and TearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora