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Tristeza.

No encontraba otra o mas palabras para describir lo que sentía, después de haber obedecido al chico anoche, Yoo-saeng decidió descansar con la esperanza de verlo aquella mañana, pero al despertar estaba como siempre, sola.

Aun con su estado de animo decaido, se arregló un poco y después de ingerir algo ligero, se aisló nuevamente en su habitación donde las ventanas estaban selladas por unas cortinas negras y debajo de estas unas tablas de madera, hacia tiempo que no veía la luz por lo que su piel se volvía mas pálida de lo normal luciendo lechosa.

Escuchó el sonido de la puerta cerrarse fuertemente, señal de que su padrastro estaba en casa y a juzgar por el chocar de su cuerpo con los muebles y el arrastrar torpemente de sus pies deducía que estaba ebrio.

Los pasos se acercaban más hasta que al fin había llegado a su habitación, se acercó a ella tambaleante mientras intentaba desabrochar su cinturón

Fue empujada bruscamente a su cama a la vez que el cuerpo de el caía sobre ella arrancandole la ropa con prisa y sin cuidado dejándola desnuda.
Yoo-saeng intentaba cerrar los ojos, quería dormir y perder la conciencia, no quiera saber lo que le haria, no quería tener más asco, pero le era imposible, era como si algo no la dejara, así que se rindió.

Y mientras el asqueroso hombre tocaba, besaba y disfrutaba de su cuerpo con movimientos bruscos y rapidos, Yoo-saeng se aferraba a su espalda derramando lagrimas, deseando que terminase pronto y la dejase en paz.

Pero no era suficiente, porque después de que el se viniera varias veces, quería aun más, en diferentes posiciones, con diferente ritmo pero igual de repugnante.

En algún momento, Yoo-saeng sintió aquella mirada pesada, y abriendo los ojos se encontró con aquel par de ojos sobre ella, analizandola, comiéndose y saboreando de la escena pornográfica que estaba presenciando.

Y en cuestión de segundos Yoo-saeng, cayó sobre el colchón fatigada y adolorida, dejando que su padrastro abusase de ella y que el chico disfrutasé de ello.

Blood, Sweat and TearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora