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Yoo-saeng despertó envuelta en una fina sabana blanca, su pequeño cuerpo estaba aprisionado contra otros dos cuerpos grandes y musculosos. Frente a ella estaba el pelinegro quien la miraba atentamente. Por el rabillo del ojo vio al rubio quien dormía placenteramente escondido en la curvatura de su cuello mientras su brazo descansaba en su muslo izquierdo desnudo.

Tembló un poco al recordar lo que había sucedido, no era la primera vez que estaba con dos hombres en un encuentro sexual, pues su padrastro la había compartido con sus amigos en ocasiones.

Pero esta había sido la primera vez en que lo disfruto. No había sido forzada y era lo que le daba cierto gusto en hacerlo.

—Buenos días Yoo-saeng —la saludó Jimin con ligero beso en la mejilla que la hizo jadear un poco.

—Hola —susurró.

Yoo-saeng vio al pelinegro sonreir mientras se levantaba en ropa interior para salir de la habitación. Se levantó cuidando de no despertar a Yoongi y se colocó la primera camisa que divisó en el suelo. Salió buscando a Jimin, el cual encontró en la cocina bebiendo un vaso de agua helada. Se le secaron los labios cuando le vio tragar.

Yoo-saeng juró nunca haber visto un hombre más sexy y exitante en su vida como el. Gimió cuando se le derramaron unas pequeñas gotas por la barbilla e instintivamente se acercó a lamerselas desesperadamente en un intento de aplacar su sed.

Jimin gruñó cuando la lengua de la pequeña rubia lamía su barbilla y su cuello recogiendo las gotas de agua. Aprisionó sus caderas y la pegó a el en un intento de crear fricción en sus sexos. Volvió a gruñir cuando lo sintió, la tela de su boxer se empapó de los fluidos de su pequeña en señal de la excitación que sentía y que no llevaba sus lindas bragas debajo. 

La arrodilló frente a el mirando como ella captaba su orden silenciosa.

Yoo-saeng se emocionó al ver como Jimin deseaba que le hiciera un oral. Bajó los boxer descubriendo su erección y sin más, se la metió a la boca.

Jimin gimió al sentir su polla dentro de la boca de Yoo-saeng y de pronto se vio con sus manos en el cabello de la chica y sus caderas moverse embistiendo la pequeña boca de ella.

La levantó y en un rapido movimiento la empotró contra la pared embiestiendo su coño hasta el fondo. Gemían al ritmo de las estocadas, Jimin le apretaba el trasero mientras hundía su polla hasta el fondo en busca de la liberación. Después de varios minutos, ambos habían acabado entre jadeos y gemidos.

Y rieron cuando un enojado Yoongi pasó a su lado reclamando su temprano despertar a causa de su excesivo ruido.

Blood, Sweat and TearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora