En el pueblo de Ampajangos, hoy en día conocido por el nombre de Córdoba, convivían los Comechingones. Un pueblo de indígenas que habitaban los alrededores del cerro Uritorco. Realizaban danzas y recitaban cantos que permitían que surjan en la tierra grandes espacios de vegetación para su supervivencia. Además de agradecimientos a aquellos supremos que se encontraban sobre ellos, junto a las estrellas, eran una comunidad que vivía en paz y armonía hasta el momento en que los conquistadores encontraros sus tierras y se apoderaron de ellas. Los comechingones buscaron refugio en el centro del cerro. Los españoles trataron de seguirlos pero lo único que pudieron observar es como desaparecían a través de unos especies de túneles. Y al intentaron entrar, solo eran cavernas. Probaron las veces que pudieron pero no había otra salida más que por la que ingresaron.
Aquellos aborígenes se ocultaron por miedo de ser esclavizados y despojados de sus conocimientos e inteligencias. Se quedaron debajo de nosotros hasta este momento.
Hoy en día, las personas que habitan sobre su escondite dicen que por las noches se escuchan ruidos de maquinarias y consideran la posibilidad de que se esté forjando una nueva civilización, esto yace muchos años que viene ocurriendo. Aunque los historiadores solo creen que es una forma de atraer turistas a la ciudad de Capilla del Monte y sus alrededores.
