★ Tres

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Sasuke odiaba los dulces y todo tipo de postres, Naruto era todo lo contrario: él los amaba, no podía estar un día sin haberse comido al menos un pequeño caramelo.

Ambos eran tan iguales y al mismo tiempo tan diferentes que sus personalidades siempre chocaban sin poder evitarlo; aunque el rubio era más amigable y dulce si lo comparábamos con el azabache.

Incluso en la escuela la diferencia era grande; y en la forma de sobrellevar todo el asunto del rechazo y el aislamiento que recibían: uno por ser un "monstruo" —o llevar uno dentro —cosa que ni sabía— y el otro por ser el último de su clan, ese que era digno de ser temido y respetado.

En una tarde de esas en las que ninguno de los dos chicos tenían con quien jugar, Sasuke estaba sentado en la orilla de un lago que quedaba de camino hacia la aldea mientras Naruto paseaba por ahí y de casualidad cruzó ese lugar.

—Sasuke... —refunfuñó entre dientes el de tres marquitas en sus mejillas en voz baja mientras guardaba sus manos en los bolsillos de su pantalón.

No pudo evitar tomar una pose engreída para hacerse ver confiado por si aquel ojicarbón lo veía, sin embargo, al apreciar la espalda de este, notó que el pequeño de tez pálida se veía triste y solitario.

El rubio podía decir que "odiaba" al azabache, pero no podía sólo mirarlo así: pareciendo decaído; no le gustaba aquello, porque le hacía recordarse a sí mismo. Y dolía.

Teniendo una idea en mente, corrió al pueblo, y recibiendo varios insultos del vendedor por ir a esa tienda, compró una paleta doble, que de los helados, era su favorita; entonces regresó rápidamente por donde había llegado, y agitado miró al Uchiha que seguía ahí en la orilla.

Dándose ánimos y poniéndose ligeramente rojo, bajó la pequeña colina y se sentó escandalosamente pero sin decir ni una palabra, junto al azabache, quien lo miró extrañado y con el ceño fruncido.

—¿Qué quieres? —preguntó enojado el ojicarbón.

—V-Vine a hacerte compañía, ttebayo —declaró rascando su mejilla derecha con nerviosismo.

—No quiero tu compañía —dijo y se levantó de donde estaba sentado.

El ojizafiro se levantó también para seguir al de tez pálida, ambos subieron la pequeña colina en silencio, e incluso caminaron un par de pasos uno junto al otro; al menos hasta que Sasuke se detuvo y por consiguiente, Naruto también.

—¿Por qué me estás siguiendo? —gruñó el más alto.

El moreno le sonrió con nerviosismo.

—Ten —dijo y le pasó el empaque del helado; el azabache lo examinó antes de tomarlo.

—Odio los dulces.

—¡¿Eh?! —el Uzumaki abrió los ojos de par en par—. ¡¿No te gustan?!

—No.

Naruto suspiró e iba a tomar de nuevo el empaque ya habiéndose rendido en su intento por hacerle compañía a Sasuke, pero este lo abrió y tiró al suelo, dejando sólo el contenido en sus manos.

El rubio observó cómo el ojicarbón lucía contrariado: parecía querer partir la paleta y ser amable, pero también dejarla para sí mismo y parecer egoísta; al final, la terminó dividiendo y entregándole una mitad al más bajo.

—¡Sasuke! —chilló emocionado y lo abrazó por los hombros cuando ya había recibido su parte del dulce.

El aludido no dijo nada, sólo una sutil sonrisa se pintó en su rostro.

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Este me pareció muy tierno :'3

Espero les haya gustado

Bye!

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