★ Doce

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Las mordidas, ¿por qué Sasuke estaba tan empeñado en hacerlas?

¡Ni Naruto lo sabía! Era sumamente molesto, y más porque lo hacía en lugares muy visibles, lo que causaba muchísimos problemas cuando tenía que rendir explicaciones a sus amigos.

Si desde muy chicos pasaba, el azabache vivía mordiéndolo y él desconocía totalmente la razón de ello, quizás era un fetiche, una forma de molestarlo o simplemente algo que le gustaba hacer, pero no sabía porqué o cómo detenerlo.

Como esa vez, estaban en la oficina del Hokage, el ojicarbón le daba un detallado informe al rubio sobre lo que estaba pasando en una aldea lejana mientras este le escuchaba atentamente casi sin pestañear, un tanto alarmado por lo que oía de la boca del más alto.

—Entonces debes enviar a algunos ninjas para resolver esto —finalizó el Uchiha—. O bien, lo puedo resolver yo mismo.

—Enviaré ninjas —suspiró el Uzumaki—. Debes descansar un poco, ttebayo —le regañó—. Quien sabe si duermes cuando no estás en la aldea.

—Lo hago —rodó los ojos.

Naruto sonrió, y parándose del escritorio, agarró de su único brazo al azabache para luego jalarlo fuera de la oficina; Shikamaru se quejó diciéndole que tenía mucho trabajo y poco tiempo que perder, pero fue olímpicamente ignorado por el Hokage.

Más o menos en contra de su voluntad, Sasuke fue arrastrado hasta el Ichiraku Ramen, ya dentro del puesto, sentado en una silla con el ojizafiro a su lado, este le soltó y pidió dos platos de ramen como solo a él le gustaban; el moreno le platicaba sobre múltiples cosas que el de tez pálida escuchaba atentamente y a veces comentaba. 

Al finalizar la comida, y después de haber pagado, Sasuke se acercó a la mejilla del otro shinobi y la mordió ligeramente fuerte, lo que hizo que Naruto soltara un grito leve por la sorpresa; el azabache se separó observando la marca de sus dientes sobre las tres marcas en las mejillas morenas, y sonrió sutilmente al cumplir su cometido.

—¿Por qué siempre me muerdes, ttebayo? —preguntó el Uzumaki frotando adolorido la parte de su cara que fue afectada.

—Porque sí —murmuró en respuesta.

Naruto infló las mejillas en un puchero mientras refunfuñaba sobre lo raro que era Sasuke y caminaba de vuelta a su oficina para continuar todo el papeleo que dejó pendiente, pues sabía que si no hacía, Shikamaru iba a hacer que Sakura fuera hasta allá y lo golpeara.

Al entrar de vuelta en la oficina del Hokage, el rubio se sentó de nuevo en su silla y tratando de ignorar la presencia del azabache, se dispuso a leer los documentos sin dejar de ser observado por el contrario; el de tez pálida se acercó y rodeó el escritorio para quedar detrás del más bajo y observar lo que hacía.

Teniendo las mejillas morenas tan cerca, no dudó ni un segundo en volver a morder una de ellas, lo que le sacó un grito de molestia al moreno.

—¡Teme! ¡deja de morderme, ttebayo! —chilló.

Sasuke sonrió un poco y dio un piquito a los labios ajenos.

—Te muerdo porque eres mío, Dobe.

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Espero les haya gustado :3

Bye!

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