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Hoy hay una fiesta gracias a que él equipo ganó, tengo que admitir que no quiero ir pero la mascota del equipo siempre debe estar en las fiestas con su traje de mascota.

—Fíjate que más pidió tu mamá —asentí al comentario de mi papá y mire la lista de compras.

—Leche descremada y cereales —hablé y solté el carrito para ir a buscarlas.

—Te espero aquí —asentí sin verlo y seguí caminado. Me abrace a mi misma por el frío de los congeladores y me asomé para buscar la leche. Sentí como alguien me choco y mi cuerpo se inclinó a un costado haciendome perder el equilibrio. Sentí como tiraron de mi brazo con fuerza y mire a mi salvador de no caer al suelo.

—Pero si eres la chica de la escuela —me soltó y hizo dos pasos para atrás y luego hizo una reverencia, ¿Qué saludo es éste? Mire para todos lados s la vergüenza—. Lamentó mucho haberte tratado así —tome la leche con una sola mano y volví a mirarlo—. Soy Junior  —aparte la mirada y trate de alejarme—. Espera, ¿A donde vas? —seguí caminado para ver donde se escondían los cereales—. Ey, no me haz dicho tu nombre —se puso frente a mí.

—¡Isabella! —salte en mi lugar, genial, ahora tendría problemas con mi padre. Gire sobre mis talones y sonreí ante su mirada furiosa.

—Papi —conteste—. ¿Ya te presente a mi tutor de matemática? —hablé y el chico me miro confuso y le di un codazo para que me siguiera con la historia. Mi papá es muy celoso pero si me ayudaba en la escuela podría llegar a caerle bien o directamente este chico podría dejar de molestarme.

—Oh... Hola soy Joel Pimentel —mi papá estrecho su mano y Júnior la tomo.

—Junior —contestó.

—¿Trabajas aquí? —me di una palmada en la cara y mire a mi papá con disgusto, no podía ser más grosero, no por ser chino quería decir que el trabajará en este supermercado.

—Papá hay que apurarnos —hablé y le di la lista de las compras que había que hacer para la fiesta de este fin de semana, era mi "cumpleaños".

—Oh cierto —tomo la lista y la leyo—. Oye Júnior, ¿Cuantos años tienes? —pregunto y levantó la mirada.

—Tengo diecinueve, señor —casi escupi todo.

—¿Te molesta si te dejo a cargo de Bella y después la vengo a buscar? Necesito comprar estás cosas en un cotillón —aclaró su garganta.

—Claro que no —sonrió y mi papá asintió. Mi papá me dio mi mochila y la colgué en mi espalda, ahí tenía la extensión de la tarjeta de crédito de mi papá.

—Te veo en casa —asentí sin reproche pero necesitaba alejar a Junior de mi.

Me di vuelta y agarre el carro que dejó mi papá, supongo que tengo que terminar de hacer las compras en este lugar.

—¿Bella? —hablo y empezó a caminar conmigo—. Tu nombre es un adjetivo y te califica a la perfección —rodee los ojos y seguí leyendo la lista.

—Junior, también es un adjetivo y te califica como un niño —conteste y agarré la bolsa de cereales.

—Auch, solo quería hacerte un cumplido por como te trate hoy —se puso la mano en el corazón.

—Tranquilo, no es necesario —volte a verlo—. Y no necesito que me cuiden, soy grande —conteste.

—¿Así? —pregunto—. Tu cadenita de quinceañera no dice lo mismo —frunci el ceño y puse mi mano encima de mi cadena.

—Sólo vete  —largue esas palabras al aire y seguí empujando el carro, el tomo la lista y agarró el puré de tomate y lo puso dentro del carro.

—No puedo irme, me necesitas aquí —me miro—. Además, soy tu supuesto  tutor —suspire, espero que en realidad sepa algo de matemática—. Tienes suerte de que quiera estudiar para contador —¿Qué tiene su ver eso? Yo sólo quiero aprobar y punto, no quiero saber de tu vida—. Soy exelente en matemáticas.

—Entonces me sirves —conteste y me tape la boca—. No quise sonar grosera.

—Tranquila —se acercó y alboroto mi pelo—. Te ayudaré —sonrió.

—Gracias —sonreí.

Llegue a casa con la compañía de Júnior, era buen chico. Deje las bolsas de las compras arriba de la mesa y llegó Gabo corriendo.

—¡Me enteré de que tienes novio! —freno de golpe y vio a Júnior. Gabo y yo éramos totalmente petisos a su altura.

—Si se refiere a mi —hablo Júnior y vio la cara de vergüenza de Gabo—. No lo soy —sonrió y sus ojos de achinaron.

—Lo lamentó, vivo con la desgracia de pasar vergüenza —hablo Gabo y extendió su mano para tomar la de Júnior.

—Tranquilo, somos dos —contestó y me miraron.

—Si esperan a que me una y comparta mis desgracias con ustedes, están muy equivocados —hablé. Júnior miro su reloj y hizo una nueva.

—Debo irme, un amigo me está esperando —se me acerco para alborotar mi pelo y sonreír—. Chau rulitos, adios chico desgracia —abrió la puerta y se marchó.

—Ya le di una mala impresión a tu novio —negó Gabo y negue yo.

—Cállate, él no es mi novio, es mi tutor.


Ahí esta el primer coreano, Júnior de Got7... ¿adivinan el otro? Pista. Es de BTS.

Huérfana, La Historia Aún No Termina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora