The false god and the Dark knight I (Who are you)

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Batman y Superman no se conocen bajo las mejores condiciones o términos. Superman solo quiere ayudar al herido caballero oscuro, que ha perdido mucha sangre y tiene tres costillas rotas. Batman solo quiere que él se largue de su ciudad.

Gotham es demasiado pequeña para ambos.

Superman cede, porque no es un secreto para nadie que Batman se ha vuelto cada vez más violento en sus formas de combatir el crimen, y Clark, quien es esperado en casa por dos pequeños niños de cinco y siete años no puede darse el lujo de salir herido. Porque, está seguro Clark, si hay alguien que puede dañar a su alter ego, ese es definitivamente Batman.

Ellos vuelven a verse un par de veces más, y cada vez Batman deja muy en claro lo que piensa a cerca de él. Superman se guarda sus comentarios al respecto, limitándose a intentar llevar las cosas lo más cordial posible. «Chris y Kon me esperan en casa», se ha convertido en su pequeño mantra.

Entonces pasa.

Una nave de gran tamaño que Clark reconoce como Kryptoniana, hace aparición en la atmosfera terrestre. Y todo parece irse al infierno. Ellos quieren que él se una a ellos. Pretenden revivir de entre las cenizas al gran Krypton; Lois usa palabras más apropiadas, a criterio de Clark, para lo que ellos quieren: genocidio, esclavitud, rompimiento, destrucción. Clark se niega, por supuesto. Ellos pelean, y hay bajas. Pero Clark tiene la ventaja de años de adaptación a la atmosfera que a ellos los desestabiliza; eso no los hace menos fuertes y él aprende rápidamente que no debe subestimarlos.

La transmisión llega a cada parte del planeta, por más recóndita: entregad al Kryptoniano traidor o vuestra especie ha de atenerse a las consecuencias. Exigen algo de lo que él nunca ha escuchado hablar en su vida. «El códex» Su madre y Lois son recias, y Clark, además, debe pensar en los niños que parecen asustados, mientras le miran con sus gigantescos ojos azules mientras se aferran a sus piernas. La resolución llega cuando arrestan a Lois; Clark no dejará que toquen a su compañera, su amiga, su esposa, su alfa.

Él se entrega. Y se entera de muchas cosas, por ejemplo, que el futuro de una raza está es sus genes; que la única forma de extraer el preciado códex es llevarse su vida por delante; que Chris es hijo del el general Zod y Ursa. Desecha rápidamente lo último, aun siendo apresado y sintiéndose mareado, niega. Él no tiene idea de quién es Lor-Zod, y en todo caso, Chris es su hijo, y de Lois. De nadie más. Lo demás, es un borrón. Su rescate, los daños, las muertes, la pelea. El intento de secuestro hacia el menor de sus hijos. Al fanal, Clark ya no está seguro de qué está bien y si todo vale realmente la pena. Clark deberá aprender a vivir con todo sobre sus hombros; además, su celo está por llegar y él solo quiere ser abrazado por Lois y acurrucarse en su nido con cosas de su esposa e hijos.

Los mese pasan, las cosas no mejoran realmente respecto a Kal-el; tampoco lo hacen para Clark. Él tiene a sus hijos, y es muy feliz con ellos, pero el hecho de que Lois cada vez toma casos más peligrosos. Arriesgando su propia integridad, no le deja pegar el ojo en las noches, así que el pasea por la pequeña casa de dos plantas, preparando té, arreglando la cocina, sentándose en el porche y finalmente, escabulléndose en la habitación de sus hijos, revisando que todo esté bien y ellos estén dormidos. Mientras, intenta localizar el sonido particular del corazón de Lois, que está en algún lugar de Sudamérica. Así como la semana pasada estuvo en Alemania y la anterior a esa en Asia. Según sabe, su próximo destino es África.

Clark o quiere interferir, porque sabe que eso la hace feliz, pero teme. Teme algún día no poder llegar a tiempo.

Entonces el sonido acompasado inunda sus sentidos y él puede relajarse finalmente; suena feliz y satisfecho. A su esposa le ha ido bien y él preparará algo bueno a su regreso. Lasaña, o tal vez pimentones rellenos. También podrían enviar a los niños con su madre... sí. Eso sería fantástico. Y por una vez, todo sale según lo planeado; Lois llega, con regalos, y los niños se aferran a ella. Ella también le dedica una parte suya a él, y comen y disfrutan, y la semana pasa tranquilamente, con los niños corriendo por el jardín, con los aspersores rociando gotitas sobre sus pieles ligeramente enrojecidas y las risas y el parloteo alegrando el ambiente. Y el fin de semana, es solo de ellos.

After allDonde viven las historias. Descúbrelo ahora