The false god and the dark knight II( You can't save averyone)

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— Dime, ¿Sangras? — Clark se gira ligeramente y mira por sobre su hombro. Los ojos azul cobalto que le miran con un frío brillo, lo hacen estremecer. Entonces el vuela lejos. Pero lo escucha claramente — Sangraras.

Clark va directo a casa; Kon y Chris tienen ahora ocho y seis años; eso no impide que se arrojen a sus brazos cuando lo ven llegar y lo llenen de abrazos y cariño. El prepara sus alimentos, juega con ellos y luego los mete a la ducha, pijama y cama. Les besa las frentes y les permite llamar a Lois para darles las buenas noches desde DC. Cuando son las veintidós horas y sus hijos están profundamente dormidos, Clark prende el pequeño televisor y lo deja en cualquier canal.

— En una democracia, lo correcto es dialogar, no tomar decisiones unilaterales. —Al principio no llama su atención, pero entonces lo escucha — Así que insto a Superman — y rápidamente sube el volumen mientras observa detalladamente la conferencia. — a venir a este capitolio del pueblo mañana, para que contemple a los que han sufrido; el mundo necesita saber qué sucedió en ese desierto. Y saber qué es lo que defiende. Hasta dónde estaría dispuesto a llegar. ¿Actúa pensando en nuestro bien, o en el suyo?

Clark apaga la pantalla y, no por primera vez, desearía ser capaz de hacer lo que Perry usualmente le dice que haga mientras se burla de él; zapatear tres veces y volver a Kansas, apareciendo simplemente allí. No lo piensa mucho; no aparece, pero sí vuela hasta allí, donde mamá le espera con los brazos abiertos y las palabras indicadas.

Clark decide ser Superman; y todo lo que ello implica. Él va al capitolio la mañana siguiente, luego de dejar a los niños con mamá y llenarles de besos los rostros redondos. Su madre, a cambio, le besa la frente.

Entonces todo estalla; y él no puede hacer más que verlo todo arder; verlos morir. Y solo espera que mamá no esté viendo junto con los niños. Porque ellos aún no deberían conocer ni siquiera el concepto de tristeza. Y todo arde, en cámara lenta, y él no siempre puede salvarlos. Y gracias al cielo Lois no está.

Y él no puede salvar a todos siempre... así como no pudo salvar a nadie esta vez.

Hay sobrevivientes, Superman se encarga de llevarlos a salvo... la escena resulta horrorosa, con los cientos de cadáveres. Y él necesita... necesita...

Gira el rostro, y ve a Lois, que lo observa de vuelta, dulce, y sus ojos dicen «No tienes la culpa» Clark evita su mirada y baja el rostro. Si tan solo... sí, sí es su culpa. Los flashes siguen sonando mientras el vuela lejos.

Cuando Lois llega a casa, lo encuentra sentado sobre las camas unidas de sus hijos, entre sus manos, un juguete de felpa de ellos. Él lo mira fijamente mientras aun cuando ella se arrodilla frente suyo y le abraza firmemente.

— No lo vi, Lo — Susurra. — Estaba ahí delante, y no lo vi.

Ella lo aprieta aún más entre sus brazos, y él se endereza un poco, mirándola, devastado.

— Clark, hay gente detrás de esto — Intenta explicar, él le corta con una ademán brusco.

— Me temo que no lo vi porque no estaba atento. — Ella intenta hablar nuevamente. Clark no lo permite — Todo este tiempo, he estado viviendo la vida como la veía mi padre, reparando daños en honor a un fantasma — Parpadea. Lois no lo suelta, lo mira y hay frustración, por la imposibilidad de apoyar a su propio compañero. Menuda alfa; Inútil, se siente inútil, no haciendo más que intentar borrar las lágrimas que se desbordan de los preciosos ojos celestes enrojecidos — creyendo que debo hacer el bien — La mira y se desliza fuera de su abrazo, apartándose — Superman nunca ha existido. No es más que el sueño de un granjero de Kansas.

After allDonde viven las historias. Descúbrelo ahora