Capitulo 19.

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Un día, la vida me golpeo tan fuerte que me enseño a resistir...

Un día, me mintieron de tal forma que me dolió y entonces aprendí a ir siempre de frente con la verdad...

Un día, me fallo quien menos imaginaba y entendí que las palabras hay que cumplirlas y de actos hay que hacerse cargo...

A veces es necesario dar media vuelta a la página y empezar de cero...

AUNQUE CUESTE O DUELA...

El mejor guerrero no es el que triunfa siempre, sino el que vuelve sin miedo a la batalla; y eso, lo aprendí muy bien.

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Frio, un frio que quema pero no cauteriza, sino que arrastra y destruye.

Frio, insoportable, helado.

El estómago se me agarrota. No tiene nada que vomitar; salvo agua.

Unas manos me sujetan por los hombros, y me sacan de la alberca; como si me rescataran de una ciénaga.

Entonces, alguien me tumba sobre el suelo, duro y plano. Siento como me colocan sobre la nariz una máscara, y en los orificios nasales me entra un aire tan caliente que me duele y que recuerda a mis pulmones que deben ponerse a trabajar.

Dos manos delicadas me sujetan la cabeza por las sienes, mientras dos dedos ásperos me abren los parpados. Mis ojos ven borrones. Unos brillan, otros no. No consigo enfocar.

Plop, plop, hace el líquido al caer. El dolor me hace parpadear, y mis lágrimas se mezclan con la sustancia desconocida que me han echado a los ojos.

El agua aun me inunda los oídos y amortigua un rumor grave: voces de hombre cerca de mí.

Distingo una cara que me mira. Es un chico de la edad de Harry, pero este tiene unos hombros más anchos y más musculosos. Tiene la piel pálida, y unos ojos verdes que me miran preocupadamente. Es una cara agradable, una cara en la que no puedo confiar. Mientras lo miro, noto un dolor agudo en la cabeza.

El chico habla, y aunque tengo los oídos demasiado tapados para distinguir lo que dice, su tono de voz es amable y tranquilizador. Me da toquecitos en la mandíbula. Bajo la barbilla y abro los labios para dirigirme a él.

El chico me mira fijamente.

-Ahora te vamos a levantar-dice, pero no quiero hacerlo. El asiente con la cabeza como si quisiera decirme que todo estará bien, pero no es verdad. Todo está saliendo mal.

El chico me agarra la mano derecha y las manos ásperas me agarran la izquierda. Antes de que pueda decir no, tiran de mí y me sientan.

Es como si me partiese en dos, porque sin poder evitarlo, le vomito toda el agua encima.

«Mierda. »

-Perdón- musité.

El chico me sonríe, y yo no puedo evitar comparar su sonrisa con la de Harry.

-¿Qué diablos tienes en la cabeza niña?-interviene otra voz cortante y enojada.

«Mierda. Eso es lo que tengo. »

Trago saliva, y es como si me bajase una piedra por la garganta.

-¿Qué tengo de que?-preguntó, y miro a mi alrededor. La voz fría y cortante viene del director, que esta de rodillas a un lado de mí.

Carajo. ¿Florence, Mell y Zayn trataron de matarme? ¿Qué hora es? ¿Dónde estará Gemma?

-¿Por qué te metes al agua sino sabes nadar?-inquirió el chico. Vuelvo a posar mi mirada en él, ahora más nerviosa. Esta sin playera, y mojado.

Mi vida en la soledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora