Capitulo 18.

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Fui la primera en salir de la clase de música, el clima había pasado de frio a helado, y aunque estuviera dentro del instituto, el frio traspasaba el pequeño suéter gris que traía. Pero esa no era la razón de que me sintiera cada vez más abrumada. La sensación volvió a hacerse presente. Aquella sensación de soledad que empezaba a carcomerme por dentro. No sé qué me pasa, pero cada vez que Gemma me deja sola, me siento incompleta. Como si su presencia o la de Harry me fuera necesaria. Y lo es. Pero no quiero depender de nadie.

Así que sigo caminado por los pasillos.

¿Por qué siento que vuelvo a estar en las mismas? Se supone que ya hice nuevas amistades. Bueno, no sé si a lo que sea que tenga con Harry se le llame “amistad”. Pero vamos, estar sola es lo mío. 

«El recuerdo de Harry la noche de ayer acude de nuevo a mi mente. Harry llegando con helado en la mano, Harry corriendo a Liam, Harry confesándome lo de Meredith… Harry besándome… 

Harry besándome.

Dios, la manera en que me había besado, y luego como había acariciado mis cicatrices…»

«Esto es diferente. Llego el momento de salir de esto, porque esto ya no es vida. »

Pensar en Harry. Pensar en mi amistad con Gemma. Pensar en mi pasado y sobre todo, pensar en cómo habrá sido aquella ex de Harry: Meredith. Que por lo que descubrí ayer, estaba muerta; hacia que me sintiera más confusa. Pero por lo menos mantenía mi mente ocupada en ellos.

Me mordí el labio cuando sentí un dolor en el estómago. 

« ¿Cuándo fue la última vez que comiste?»

No lo recuerdo. Pero si no comía algo, en cualquier momento me desmayaría.

De repente tuve la impresión de que alguien me seguía. Eche una mirada furtiva a ambos lados. Pero no había nadie cerca de los casilleros. Era la única que caminaba por el gran pasillo. Apreté con fuerza la correa de mi mochila sintiendo un escalofrió.

Faltaba menos de cinco minutos para que el timbre volviera a sonar, y así avisar a los estudiantes que había llegado la hora del almuerzo. La verdad es que le mentí a la profesora Ellie de que me sentía mal para que me dejara salir antes. Aborrecía con todo mi corazón las clases, y hacia todo lo posible por evitarlas. Y no es por la materia o lo que enseñen, sino por las personas que me rodean. Cuando estoy en un salón lleno de personas que me miran con desprecio.

«Sociedad de mierda. »

Tras avanzar con paso apresurado, volví a mirar sobre mi hombro con los nervios a flor de piel. 

Nadie parecía estar siguiéndome. 

Ya casi llegaba a las puertas del patio, donde había quedado con Gemma de verme; en el árbol que ahora era nuestro. Pero antes de que llegara a tocar la perilla de la puerta, alguien me agarro de atrás. 

Suelto un grito ahogado, pero una mano me tapa la boca. Huele a menta y a cigarrillos; y es lo bastante grande como para taparme la parte inferior de la cara. Me revuelvo, pero los brazos que me sujetan son demasiado fuertes, así que muerdo uno de sus dedos.

-¡Ay!-grita una voz ronca.

-Cállate y tápale la boca-responde una voz más aguda y chillona: Florence.

No entiendo como jodidos saben que me salte la última clase. Se supone que las porristas tienen práctica en la última hora y… claro. Es la capitana, y tiene de amiga a la chica más chismosa del Kingston. Lo que de verdad me inquieta es porque me están raptando ¿Qué jodidos les hice?

Con las mangas de una sudadera me cubren los ojos, y otro par de manos me la atan por detrás de la cabeza. Lucho por respirar. Hay al menos dos manos arrastrándome hacia atras, y una en mi espalda, empujándome en la misma dirección, y otra en mi boca, para que guarde los gritos dentro. Tres personas. Me duelen las muñecas y el estómago, no puedo enfrentarme sola a tres personas.

Mi vida en la soledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora