Capitulo 22.

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Ganas no me faltaban de dar media vuelta y escabullirme entre la multitud de estudiantes que se dirigía afuera del Kingston. El maldito nudo en el estómago no me dejaba desde que había salido de los baños, y entre más llegaba a la salida, mas jodidamente insegura me sentía.

Solté un suspiro tembloroso.

No es como si me fuera difícil pasar tiempo a solas con él. Tal vez era el miedo al sentimiento que despertaba en mi cuando me miraba con aquellos ojos, o cuando miserablemente me sonreía y pretendía que todo estaba bien. No puedo evitar pensar en lo malo que es toda esta situación. Porque por mucho que yo sepa que esto va a terminar mal, sigo confiando ciegamente en él y en su hermana. Maldita sea la inseguridad.

Cuando llego al exterior me paro antes de bajar las escaleras y buscar a Harry. Con nerviosismo puse el libro que llevaba en las manos entre mis piernas, y con rapidez me hago una trenza de lado. Hoy al parecer mi cabello se puso de acuerdo con mi vida, si no me siguen; estoy hablando de que era un maldito caos total.

-¡¿Por qué huyes de mí, Aitana?!-gritó Gemma, llegando a mi lado. Agarre el libro de entre mis piernas y me lo lleve al pecho mirando a mí alrededor. ¿Dónde estás Harry?- ¡No me ignores!

Puse los ojos en blanco todavía buscando entre las personas unos rizos.

-Lo siento, estoy tratando de encontrar a tu hermano-contesté avanzando un poco.

-¿A mi hermano? Oye, no creas que no me di cuenta de que te saltaste la última clase.

-Me fui a los baños, y ahí estuve hasta que timbraron. No sin antes recibir una llamada de Harry-repuse con voz nerviosa-, quedamos en salir después de clases.

Gemma me agarra del brazo, haciendo que desvié mi mirada hacia ella.

-Basta de escapar de clases, Aitana. Se cuán difícil es esto para ti, pero estar más tiempo sola... es más complicado.

-Ya lo sé. Pero esta siempre ha sido mi rutina ¿sabes?-dije con voz monótona-. No puedo cambiar de un día para otro.

Gemma asiente, y me da un efusivo abrazo.

-Vale. Así que está aquí mi hermano, ustedes tendrán como una cita...

-Algo así, supongo.

-La última vez que se vieron fue cuando los cache dándose un tremendo beso afuera de tu casa.

Al parecer nunca iba a dejar pasar esa vez.

Avergonzada, tuve que bajar la mirada para ocultar el ligero rubor en mis mejillas.

-¿Estas nerviosa?-pregunto curiosa-. No lo estés. Digo, deberías sentirte culpable por dejarme ir sola en el autobús.

-¿Debería?

-Ósea, no te sientas comprometida con el idiota de mi hermano, al menos ten la consideración de invitarme a ir con ustedes.

-No estás haciendo esto realmente-respondí evitando sonar cortante. Pero al ver que me veía seria, me aclare la garganta irritada-. Uhm, Gemma, deberías venir con nosotros.

Gemma suelta una carcajada negando con la cabeza.

-Solo bromeó, no me pongas esa cara de decepción. No seré mal tercio.

-Es bueno saberlo-masculló entre dientes. Luego, tras echar un último vistazo a mí alrededor solté un suspiro entrecortado. Él me dijo que estaba afuera del Kinston, pero ¿y si cambio de opinión y se fue?

-Le romperé las pelotas si se atreve a dejarte plantada, no te apures-susurró Gemma enredando su brazo con el mío.

Antes de que siquiera abriera la boca para responder, mi mirada encuentra a Harry viniendo en nuestra dirección.

Mi vida en la soledadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora