El día siguiente llegó con rapidez, Astrid se levantó con el alba, pues la emoción lo la dejó dormir más, consiguió en una mesita un traje de combate, no perdió tiempo en colocarse lo pantalones de cuero y el jubón, necesitó ayuda de una doncella para ajustar las correas, la pieza parecía un corsé, pero su finalidad no era mantener en ella una postura correcta, sino protegerla de los golpes.
— Está haciendo frio alteza, debería usar una chaqueta. — le sugirió la doncella, ella acató su consejo, el frío de la mañana se le clavaba en la piel.
La doncella trenzó fuertemente su cabello desde la raíz, así no le estorbarían en el entrenamiento, después trajo el desayuno alegando que los demás aún no se habían despertado, Astrid no era capaz de comer, estaba demasiado ansiosa para eso, no para de preguntarse cómo sería su día, mordisqueó algo la comida y tomó su arco y carcaj para ser guiada por su doncella al lugar del encuentro.
Se alejaron bastante del castillo, el lugar era un pabellón en forma circular, el piso estaba cubierto por la grama más verde que hubiera visto nunca, y aunque el viento soplaba gélido no entendía por qué el tempestuoso invierno de Oren no llegaba a aquel mágico lugar, Alexis su nuevo entrenador estaba ahí y Cilliam, ella dedujo que acaban de encontrarse o la estaban esperando.
— Llega un poco retrasada, alteza. — le hizo saber Alexis con sorna.
— Pero si aún es temprano, no hay nadie despierto a esta hora. — se quejó la elfina.
— Si yo ya estoy aquí y tú no, es tarde ¿Entiendes? — la reprendió él, clavando en ella su firme mirada de color dorado.
— Entendido.— respondió algo intimidada.
— Supongo que otra vez tu vida allí era la de una simple campesina, la primera vez no sabías nada acerca de luchar, pero aprendías rápido. Has traído tu arco. — observó Alexis tomando el objeto de las manos de la joven. - Eras fantástica con él, sin duda una arquera prodigiosa pero aún no lo usaremos. — Alexis hizo una pausa, agregando más tensión al momento. — Primero porque no tienes buena resistencia y condición física, segundo porque Minerva aun no te ha enseñado a controlar tus poderes.
El elfo camino erguido y firme hasta posarse al frente del humano, Astrid no pudo evitar compararlos, eran muy diferentes; como el día y la noche. Cilliam de cabello negro y corto, Alexis de largo cabello plateado que ostentaba en una trenza similar a la de ella, uno de ojos azules como el fondo del mar y el otro de ojos dorados, incluso compararlos físicamente era difícil, aunque el elfo fuera diez centímetros más alto, sus complexiones eran muy diferentes, Alexis tenía la elegancia innata que todo elfo poseía, a pesar de que Cilliam también era ágil de movimientos.
— Con respecto a ti, humano. Pienso poner a prueba tus límites, tu tátara abuelo era listo y bastante fuerte, ¿En qué te diferencias tú? — preguntó con cierta antipatía.
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El susurro del bosque I -La canción de los elfos (EDITANDO)
FantasyEn la frontera del bosque pasan muchas cosas, las leyendas abundan, las personas desaparecen y se ocultan muchos secretos. Se afirma que hay algo más allá que todo humano desconoce o al menos en esta época lo hacen, ya que hace 100 años atrás una cr...