Capitulo II "Muerte y decadencia"

254 44 11
                                    

Aquella cueva se había quedado desierta, sólo estaba allí Astrid, con su frágil corazón, el cual no se había estabilizado del todo, pero estaba más aliviada. Cuando Granate reapareció su mirar no era tan tenso, su rostro se encontraba ligeramente relajado, después de todo Freya ya había pagado su deuda.

<< Lo has hecho bien>> le elogio la etérea.

- Dime lo que necesito saber.- suplicó ella.

<< Las cosas no sucederán como la primera vez>> índico Granate, cosa que la elfina ya suponía. << Los aldeanos son un señuelo, salvarlos o no es tu decisión, pero de no hacerlo, no les volverán a ver >>

- ¿Qué ha hecho Myrtha esta vez?

<< Ha creado un portal en los lindes del bosque, cada humano desaparecido está dentro de ese portal, pero esa no es la peor parte, está esperando la llegada de la luna llena, para cerrar esa dimensión que ha creado para siempre, de esa forma ningún aldeano podrá regresar a Oren nunca más. >>

- Pero eso es mañana.- advirtió Astrid.

<< Tenéis que daros prisa, mañana en la noche cuando la luna se alce plateada sobre el bosque, un susurro azotara Oren y ningún aldeano podrá resistirse a él, será una canción macabra que les conducirá al abismo, la canción que han estado escuchando todo este tiempo se tornara más hipnótica y letal. >>

- ¿Y la corona?- inquirió ella.

<< Omnia va tras ella, planea que tú la uses para luego manipularte y que con tu poder liberes a sus criaturas, ella esta oculta en el cuerpo de una ninfa, bajo una falsa identidad, la fachada perfecta para engañarlos >>

- ¿Qué debería hacer?- se interrogó Astrid, más para ella misma que para la etérea.

<< Te sugiero que no hagas las cosas sola, cuentas con el apoyo de tu gente aunque no quieras creerlo, no está en juego solo el destino de los aldeanos, las tierras feéricas cambiaran para siempre a partir de mañana, sin importar el camino que tomes. >>

- ¿Eso es todo lo que tienes que decirme?- interrogó la elfina.

<< Me temo que sí, pero confió en que lograras solucionarlo, solo ten un poco de fe. >> Le aconsejó la etérea.

- ¿Fe en qué?- se preguntó Astrid.- Ojala fuera tan fácil.

Para ese momento la etérea ya se había desvanecido, la elfina comprendió que ya no tenía nada que hacer allí, por lo cual rauda emprendió su marcha. Cuando llegó a la superficie del pozo se encontró a Cilliam mirando fijamente el agua, estaba totalmente empapado y su rostro denotaba mal humor.

- Me pudiste haber avisado lo que iba a pasar, que ibas a desaparecer en este pozo.- gruñó él, desde la roca dónde estaba sentado.

- Si debí decirte, pero no perdamos tiempo en esto, debemos seguir adelante.

- ¿Qué sucedió allá? Tardaste mucho.

- Cosas buenas y malas.- agregó ella sucinta.

- Te podrías explicar.- demandó el príncipe.

- He visto a Herón, él me dijo que estaba orgulloso de ti.- le manifestó ella, sintiéndose feliz por la sonrisa que cubrió el rostro del joven.

- ¿Enserio?- inquirió Cilliam.

- Por supuesto que lo está, como no podría... pero debemos llegar a la corte plateada cuanto antes si queremos salvar a Oren y su gente.

El susurro del bosque I -La canción de los elfos (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora