12

31.1K 3.1K 312
                                    

—¿Qué ocurre, Bea?.—preguntó con calma Alicia, mientras sus hermanas observaban al conde Devonshire con absoluto asombro.

—Es lo que intentaba explicarte hermana, Lord Camel es inocente.—suspiró Beatriz clavando sus ojos verdes en su gemela.—él nunca me haría daño,todo lo contrario.—la dama negó.—el único culpable es ese caballero.—señaló al conde.

—¿Qué?.—Caterina exclamó perpleja, mirando pérdida entre su hermana y Lord Manners.

¿El conde?
Lady Murgot no podía creerlo los libertinos como Lord Manners acostumbraban a huir de las jóvenes casaderas, no a perseguirlas. Seguramente Beatriz se equivocaba, sí eso debía ser.

—Ahora lo entiendo.—murmuró Alicia con aquella mirada suspicaz y calculadora que poseía.—así que usted es el canalla que estuvo molestando a mi hermanita.

Para el horror de Caterina, Lord Manners no lo negó, ni siquiera se inmutó por la acusación.

¿Era el culpable? ¿Acaso era tan descarado como su amigo, el duque de Ruthland? Definitivamente lo malo era contagioso, pensó.

Henry miró a las jovencitas sin defenderse de la imputación en su contra.—no es que no quisiera, simplemente no podía tomarla enserio.—cuando la escena que se desarrollaba en sus narices era tan hilarante como divertida.
Hasta cierto punto ¡claro!, definitivamente no iba a obviar que la dama en cuestión no lo había olvidado como cínicamente prometió la última vez que se encontraron. Un error del que por supuesto tomaría ventaja.

Solo esperaba por su bienestar y la de su descendencia que lo que sea que tenía entretenido a Anthony durará y mucho, no quería que su agradable conversación con las damitas terminará pronto y mucho menos tener que lidiar con la mirada del conde de Glamorgan buscando una explicación. No por nada se le adjudicaba el apodo de “indagador”y es que muy pocos lo querían como enemigo, entre ellos él.

—Con que sí.—dedujo Alicia con una sonrisa malvada.—espero que esto le enseñé a no molestar a jovencitas.—prosiguió buscando su arma entre su vestido.—¡Rayos!.—rugió cuando no la encontró.
Por la conmoción, Alicia olvidó que Anthony se la había arrebatado hace apenas unos minutos.

—Albert saca al caballero fuera de mi casa.—ordenó Beatriz en un arranque de valentía. No era momento para pensar en las buenas formas, ese caballero no volvería a pisar su casa nunca más, no mientras ella estuviera viva, se juró Beatriz.
El mayordomo no se movió.

—Lo siento milady, pero Lord Manners es invitado de Lord Murgot no puedo echarlo al menos que él lo pida.—contestó sardónico mirando de reojo al caballero.

—Para que lo sepa, yo tampoco planeo retirarme milady.
El conde sonrió victorioso y se regocijó en la molestia de su hermana. Beatriz estaba roja de la rabia y fruncía el ceño mientras apretaba con fuerza su vestido violeta.

—Por favor, Albert.—insistió con la voz entrecortada.
El mayordomo volvió a negar, manteniendo su estricta postura. Cansada de intentarlo, Caterina observó como su hermana buscaba algo entre su vestido.

—¡Oh no!—exclamó aturdida vislumbrando a Beatriz sacar su arma y apuntar sin tapujos al conde.

—Márchese ahora mismo, si no quiere salir herido.—amenazó con una fiera determinación. Odio puro brillaba en su mirada.

—No pienso hacerlo.—la contradijo el caballero, frente a la mirada horrorizada del mayordomo y de sus hermanas.

Henry no iba a permitir que la castaña de ojos verdes se saliera con la suya, no claro que no.

Cómplices del Destino (serie Londres de cabeza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora