[06]

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El sueño abrumador me despertó, una pesadilla que me perló la mayor parte de la cara de un sudor frío y que me obligó a abrir los ojos casi tan precipitadamente como me paré. El horrible accidente que mis padres habían tenido se había proyectado esa noche en mis sueños.

Miré el reloj, aun con los nervios de punta. Eran las siete con cuarenta y dos minutos. Suspiré y me levanté de la cama, había dormido con la misma ropa con la que había llegado, así que me di una rápida ducha y luego me cambié.

Salí a la cocina, zabdiel aún no se despertaba, así que me dio tiempo de prepararle el desayuno. Cociné un par de huevos fritos y unas salchichas con un pedazo de tocino, luego preparé un jugo de naranja. zabdiel vivirá en Venecia pero sigue siendo americano.

—¡Mmm! ¿Qué es eso que huele tan delicioso?—salió de su habitación directo hacía la cocina y luego me sonrió.

—Quise prepararte el desayuno—le puse el plato en el pretil.

—Aaww—exclamó—. Es maravilloso tenerte aquí.

Ambos reímos y luego nos pusimos a ingerir todo lo que había salido del sartén.

—¿Qué planes tienes para hoy?—me preguntó.

—Creí que tú ibas a hacer mi agenda de este día—dije, confundido.

La grande sonrisa de la que el era dueño se expandió por su rostro.

—Sólo quise asegurarme de que no la hayas olvidado—rió de nuevo—. Te llevaré por las mejores tiendas de ropa que jamás hayas visto—la emoción saltó a sus ojos.

—Genial—musité.

Ropa. No era un adicto de la moda o algo por el estilo, por lo tanto nunca me emocionaba tanto ir de tienda en tienda hasta encontrar el atuendo perfecto; pero a zabdiel siempre le había gustado y tenía un excelente gusto en ropa. Cada vez que íbamos a alguna tienda, era él el que terminaba con más de cinco bolsas en la mano.

Hacía frío, un gélido aire vagabundeaba por la atmósfera de Venecia mientras que mi mejor amigo y yo caminábamos por sus calles.

—¿Cómo pasó lo de jessica? Eso jamás lo supe—me dijo y le miré extrañado—. Quiero decir, que nunca supe cómo lo olvidaste.

—Oh, bueno, simplemente decidí superarla y ya—me encogí de hombros y me quedé mirando a través de una vitrina un hermoso saco café.

El reflejo de zabdiel se dibujó a mi lado en el vidrio y una repentina curiosidad vino a mí como una ola del mar.

—Dime, zab, ¿cómo conociste a Joel?—musité sin mirar el rostro de el y fingiendo que observaba detenidamente el bello saco del aparador, nervioso.

Algo definitivamente raro.

—En un café, un día lluvioso—suspiró como si de pronto volviera a ver el recuerdo nítido en su mente y se perdiera en él, entonces lo miré—. Se acercó y hablamos un poco, ¡él es tan gracioso!—suspiró— Me contó que era de Arizona, que allí había nacido y que había venido a Venecia por lo mismo que yo: olvidar amores del pasado, sin embargo hasta la fecha no me ha dicho qué fue lo que le pasó...—se perdió pero luego volvió a retomar el curso animoso— Luego de reírnos un rato, me pidió mi número de teléfono y en la noche del mismo día me llamó—sonrió—. Sólo quería desearme buenas noches—suspiró, teatralmente.

—Suena... como a un cuento—sonreí.

—Me siento como en uno—sonrió también— ¡Dios! ¡Estoy tan feliz!—me abrazó, completamente lleno de emoción; cosa que siempre hacía cuando estaba así.

—¿Cuántos años tiene?—pregunté, retirándome de su abrazo.

—Veintitrés.

—No hay mucha diferencia, tú tienes veintiuno—dije, aliviado.

—¿Sabes qué nos dicen?—inquirió, animado.

—¿Qué?

—Que somos la pareja perfecta. Que los dos estamos hechos a la medida. Que nacimos para estar juntos—suspiró.

Estaba feliz, pero algo dentro, muy dentro de mí, se removía incómodo y desesperado. Como un pequeño fierecillo enjaulado en lo más oscuro de una habitación, muy lejos de la salida; pero sin embargo, deseoso de salir.

—Me alegro mucho por ti.

—¡Ya sé! Podríamos salir todos alguna vez, así te presento—comentó.

—¿Todos?...

Manual De Lo Prohibido/Joerick [Adaptación] ||Terminada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora