—Sí, Joel, tú, Christopher y yo.
—¿Quién es Christopher?—inquirí, medio confundido.
—Su hermano.
De pronto recordé la conversación que él había tenido con Joel anoche y que había mencionado a un Christopher como su hermano.
—Oh—musité—. Me encantaría—sonreí, amable.
—¡Le diré a Joel para que organicemos todo!—me abrazó de nuevo, dando brinquitos como un niño pequeño.
Así era zab; dulce, tierno, cariñoso, frágil y entusiasta, era un niño pequeño encerrado en el cuerpo de una persona adulta de veintiún años.
—Oye—musité, cambiando repentinamente de tema—, quiero ir al tan famoso puente de los suspiros, quizá pueda tomar algunas fotografías.
—Il ponte dei suspiri. ¿Y para qué quieres ir allí? No es la gran cosa—dijo-—. Más bien deberías ir a la plaza de San Marcos, muchos toman sus fotografías allí.
—Lo sé, pero no quiero algo común. Ya me conoces—me encogí de hombros.
—Bueno, también podrías ir al Palazzo Ducale, le podrías tomar bellas fotos.
—¿Al qué? ¿Zabdiel, te molestaría hablarme en español?—El rió.
—Al Palacio del Duque.
—Gracias. ¿Me llevarás al Puente de los suspiros?
Puso los ojos en blanco ante mi insistencia.
—Está bien. Te llevaré mañana.
—Gracias, zab. Eres el mejor—y fui yo quien empezó el abrazo ahora.
Seguimos caminando por las calles de Venecia, mirando casi todas las tiendas de ropa que allí había. Comimos en un pequeño restaurante y luego llegamos cansadísimos al departamento.
Eran las siete de la tarde con treinta minutos cuando llamaron a la puerta.—¡Es Joel!—anunció jovialmente zabdiel y se levantó como rayo dando grandes zancadas hacía la puerta.
Dirigí mi vista hasta allá, desviándola del televisor, anhelante de ver el rostro perfecto.
—¡Amor!—zabdiel se lanzó a sus brazos en cuanto la figura de su novio fue palpable, y él lo recibió cálidamente.
El fierecillo se removió incómodo.
—Ven, pasa.
Desvié mi mirada de nuevo al televisor queriendo aparentar que no la había despegado de allí.
—Erick, hola—mi nombre en su voz era tan melodioso y diferente al resto de voces que habían puesto en su sonido mi nombre; lo hacía parecer bello, único.
Me giré para mirarle.—Hola, Joel—le sonreí.
—¿Cómo va tu primer día en Venecia?-preguntó.
—Cansado—reí al recordar que había usado el mismo adjetivo cuando él me había preguntado acerca del vuelo.
Creo que él también se acordó, porque rió de la misma manera que yo.
—Ojala los demás no sean siempre así—comentó y sonrió, luego miró a zabdiel para entablar conversación con el.
Entonces yo me giré de nuevo, pero a decir verdad, estaba más pendiente de su conversación que del programa italiano que se proyectaba en la televisión.
—¿Estás nervioso, cielo?—le preguntó a zabdiel.
—¿Sobre qué?—inquirió él, confundido.
—Sobre tu entrevista de trabajo, mañana.
—¿Mañana es siete?—la voz de zabdiel sonó alarmada— ¡Dios, lo olvidé!
Entonces me giré de nuevo para mirar.
—¿Tienes una entrevista de trabajo?—pregunté, realmente emocionado.—Sí y... ¡oh!—se quedó en silencio durante unos segundos— ¡Lo siento! ¡Lo siento, lo siento, lo siento!—se acercó a mí—Es que no recordaba lo de la entrevista, perdóname.
Tardé un segundo en comprender por qué me pedía disculpas.
—Oh, zabdiel, no. No te preocupes—le sonreí—. Iremos otro día a visitar el puente.
—¿No estás enojado?
—¿Yo? Para nada, al contrario. ¿De qué es el trabajo que solicitas?
—Enfermería en el hospital de la Isla de Torcello. ¡Tengo una idea!—dijo de pronto, como si la primer parte no importara demasiado, se giró a mirar a su novio— Amor, ¿podrías tú llevar a Erick a Il ponte dei suspiri?
Los ojos se me abrieron de par en par ante la sorpresa y luego miré el rostro de Joel, tan bello como el de un ángel. Él también me miraba con sus ojos cafés.
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Manual De Lo Prohibido/Joerick [Adaptación] ||Terminada||
Fiksi Penggemar¿Alguna vez has deseado algo prohibido? como si esa cosa estuviera en la lista del "NO TOQUES, NI CODICIES" pero que cada momento incita más y más a... tenerlo. Esta novela es una adaptación, les agradecería que le demos todo el reconocimiento a l...