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  El sujeto me sonrió, estirando sus delgados labios rosados y alzó la mano para saludarme.

—Hola—musitó, bañando al español con un matiz inimitable de italiano.

Sujeté su mano, respondiendo el saludo y le devolví la sonrisa a sabiendas de que la mía parecería turbia.

Como no hablé para nada, Johann, volvió a la charla con Joel.

—Neanche parla spagnolo?(¿tampoco habla español?)—le preguntó, confundido.

Joel soltó una carcajada que al instante supo contraer.

—Penso che odia questi luoghi, man no te la prendere personale(creo que odia estos lugares, no te lo tomes como algo personal) —le dijo él, con amabilidad—. Beh, è meglio andare (bueno, me tengo que ir)—el pesar en el rostro de Joel apareció de repente.

Al menos podía estudiar sus expresiones sino entendía nada de lo que hablaban.

—Ma se siete appena arrivati! (Pero si acabas de llegar!)—parloteó el sujeto tras la barra.

—Sì, ma fretta( si pero tengo prisa)—una mueca se dibujó en el rostro de Joel.

—Okay, okay. Saluto Zabdiel.

—Chiaro—Joel sonrió, fugaz.

—Hasta pronto, Erick. Me dio mucho gusto conocerte—me dijo con su acento italiano, distorsionando un poco el español.

—Adiós, Johann-musité, tímido.

—Arriverdeci—dijo, Joel, despidiéndose con el movimiento de mano también.

—Arriverdeci, Pimentele—dijo él.

Joel me tomó de la cintura y el tacto cálido de su mano sobre mi cuerpo, llegaba incluso a través de la ropa.

La piel se me erizó, como si una lombriz de electricidad me recorriera el cuerpo.

Me sacó de aquel lugar y pude respirar el aire fresco una vez que estaba afuera.

Aquel respiro me hizo pensar en Zabdiel.

Me sobresalté.

—¿Qué hora es?—le pregunté a Joel.

Sacó su celular y miró la pantalla del mismo.

—Las ocho y cuatro—contestó, como si nada.

—¡Zabdiel ya está en casa!

—Conduciré rápido—dijo.

¿Esa era su respuesta? ¿Acaso me sentía más culpable yo que él? ¿Él se sentiría culpable al menos?

Las preguntas revolotearon en mi cabeza con voz propia, mientras me esforzaba a mandarlas todas al rincón de mi mente.

Callándolas.

Subí a la Hybrid de Joel cuando este me abrió la puerta.

El tiempo se me acababa; había pasado un buen rato con él, sin embargo para mí pareció sólo la prolongación de lo que dura un suspiro y ahora iba a ponerle final al día, a mi tarde con él.

Condujo hasta el departamento de Zabdiel, y en el camino casi no hablamos debido a que mi cabeza se encontraba hundida en pensamientos, buscando alguna manera de explicar la situación.

Situación que a Joel parecía no preocuparle.

Cuando llegamos y él estacionó frente al edificio, me congelé en el asiento por que aun no tenía el pretexto ideal para decirle a Zabdiel.

Manual De Lo Prohibido/Joerick [Adaptación] ||Terminada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora